MOVIMIENTO PURITANO
En nuestro estudio del período moderno,
los últimos dos siglos y medio, nuestra atención se dirigirá especialmente a
las iglesias que surgieron de la Reforma. La Iglesia Católica Romana ha seguido
su propio camino, aparte por completo del mundo protestante y está fuera de nuestro
horizonte. Nuestro propósito será trazar de forma breve ciertos movimientos
importantes que, desde la Reforma, influyeron sobre todo en países protestantes
como Inglaterra, Alemania septentrional y Estados Unidos. Poco después de la
Reforma tres diferentes grupos aparecieron en la Iglesia Inglesa: el elemento
romanista, que buscaba amistad y nueva unión con Roma; el anglicano, que estaba
satisfecho con las reformas moderadas llevadas a cabo bajo el rey Enrique VIII
y la reina Isabel; y el grupo radical protestante que anhelaba una iglesia
igual a las establecidas en Ginebra y Escocia. Este último grupo llegó a
conocerse como "puritanos" (alrededor de 1654). Se oponían con tanta
fuerza al sistema anglicano bajo la reina Isabel, que muchos de sus líderes
fueron al destierro. Los puritanos también tenían una división interna de dos
elementos: los que favorecían la forma presbiteriana y los que buscaban la
independencia de cada sociedad local, conocidos como "independientes"
o "congregacionalistas", que eran el elemento más radical. Sin
embargo, hasta entonces, todos estos grupos permanecían como miembros de la
Iglesia Inglesa.
En la lucha entre Carlos I y el
Parlamento, los puritanos fueron los campeones de los derechos populares. Al
principio el grupo presbiteriano llegó a dominar. Por orden del Parlamento, una
asamblea de ministros puritanos celebrada en Westminster, en 1643, preparó la
Confesión de Westminster y los dos catecismos, considerados por tanto tiempo
como los ideales presbiterianos y congregacionalistas. Durante el gobierno de
Oliver Cromwell (1653-1658) triunfó el elemento independiente o
congregacionalista. Con Carlos II (1659-1685) los anglicanos asumieron otra vez
el poder y se persiguieron a los puritanos por no conformistas. Después de la
Revolución de 1688, se reconocieron como disidentes de la Iglesia de Inglaterra
y obtuvieron derechos como organizaciones separadas, fuera por completo de la
iglesia establecida. Del movimiento puritano surgieron tres iglesias:
presbiteriana, congregacionalista y bautista.
EL MOVIMIENTO WESLAYANO
En la primera mitad del siglo dieciocho,
las iglesias de Inglaterra, la oficial y la disidente, cayeron en un estado de
decadencia. Los servicios religiosos eran formalistas y fríos, con una creencia
intelectual y una falta de poder moral sobre el pueblo. Un grupo de
predicadores sinceros, dirigidos por los hermanos Juan y Carlos Wesley y Jorge
Whitefield, despertaron a Inglaterra de ese estado. De estos, Whitefield era el
más poderoso predicador. Conmovía el corazón de miles de personas, tanto en
Inglaterra como en Estados Unidos. Carlos Wesley era el poeta sagrado, cuyos
himnos han enriquecido toda colección desde su día, pero Juan Wesley fue sin
duda alguna el indiscutible líder y estadista del movimiento. A los treinta y
cinco años de edad, mientras desempeñaba las funciones de clérigo anglicano,
Juan Wesley halló la realidad de una religión espiritual entre los moravos, un
cuerpo de disidentes de la Iglesia Luterana.
En 1739 empezó a predicar "el
testimonio del Espíritu" como un conocimiento interno personal y formó
sociedades con los que aceptaban sus enseñanzas. Al principio estas sociedades
las dirigían líderes de clases, pero más tarde Wesley convocó un cuerpo de
predicadores laicos para que llevaran sus doctrinas y relataran su experiencia
en todo lugar en la Gran Bretaña y en las colonias estadounidenses. A sus
seguidores muy pronto se les llamó "metodistas" y Wesley aceptó el
nombre. En Inglaterra se les conoció corno "metodistas wesleyanos" y
antes de su muerte constituían muchos millares.
Aunque por muchos años sufrió violenta
oposición en la Iglesia de Inglaterra y no se le permitía predicar en sus
púlpitos, Wesley afirmó ser miembro fiel, considerando su sociedad no corno una
denominación separada, sino una organización dentro de la Iglesia Inglesa. Sin
embargo, después de la revolución estadounidense en 1784, organizó a los
metodistas en Estados Unidos, que en ese tiempo eran catorce mil, en una
iglesia separada según el plan episcopal y les puso "superintendentes",
título que prefería al de "obispo". Sin embargo, pronto en Estados
Unidos se prefirió el nombre de obispo y se generalizó.
El movimiento wesleyano despertó a un
nuevo poder la vida cristiana entre clérigos y disidentes. También condujo a la
creación de iglesias metodistas bajo formas variadas de organización en muchos
países. En el continente americano, al principio del siglo veinte, los miembros
en lista de los metodistas ascendían a más de seis millones. Ningún líder en la
iglesia cristiana ha obtenido tantos seguidores personales corno Juan Wesley.
La Reforma estableció el derecho del juicio privado en cuanto a la religión y
la Biblia, aparte de la autoridad sacerdotal o de la iglesia. Un resultado
inevitable se obtuvo. Mientras algunos pensadores aceptaron las ideas antiguas
de la Biblia corno un libro sobrenatural, otros empezaron a considerar la razón
corno la autoridad suprema y a demandar una interpretación racional y no
sobrenatural de la Escritura. A los estudiantes que seguían la razón en
detrimento de lo sobrenatural se les llamó "racionalistas".
Los gérmenes del racionalismo existían
en Inglaterra y Alemania desde principios del siglo dieciocho, pero su
actividad corno un movimiento distinto en la iglesia empezó con Johann Semler (1725-1791),
quien reclamaba que sin pruebas no debía aceptarse ninguna cosa recibida de la
tradición, que la Biblia debía juzgarse por la misma crítica que se le aplicaba
a los escritos antiguos, que todo registro de milagros debía desacreditarse y
que Jesús era únicamente un hombre y no un ser divino.
EL MOVIMIENTO RACIONALISTA
El espíritu racionalista creció hasta
que a casi todas las universidades de Alemania las dominó el racionalismo. Esto
llegó a su apogeo con la publicación de La vida de Jesús, por Friedrich Strauss
en 1835, procurando demostrar que el relato de los Evangelios eran
"mitos" o leyendas. Esta obra la tradujo George Eliot (Mary Ann
Evans) en 1846 y obtuvo amplia circulación en Inglaterra y en Estados Unidos.
Los tres grandes líderes que en el siglo diecinueve tomaron la corriente del
pensamiento de lo racional a lo ortodoxo fueron Schleiermacher (1768-1834), a
quien con justicia se le ha llamado "el más grande teólogo del siglo
diecinueve"; Neander (1789-1850); y Tboluck (1790-1877).
La erudición racionalista despertó un
nuevo espíritu de investigación, llamando a muchos teólogos e intérpretes
bíblicos a salir en defensa de la verdad. De esta manera permitió que el
contenido de la Biblia y las doctrinas del cristianismo se estudiasen
ampliamente y se entendieran con más inteligencia. Por ejemplo, la vida de
Cristo nunca se había escrito con erudición hasta la publicación del libro de
Strauss en 1835. Ahora las grandes obras profundas sobre el tema pueden
contarse por miles. El racionalismo, que amenazó con derribar al cristianismo,
le provocó que aumentara su fuerza.
MOVIMIENTO ANGLO CATÓLICO
Alrededor de 1875 surgió una tendencia
en la Iglesia de Inglaterra que levantó fuerte controversia y, en sus variados
aspectos, recibió diferentes nombres. Por su propósito, le llamaron
"movimiento anglo católico"; debido a la universidad donde surgió le
llamaron "Movimiento de Oxford"; por su crecimiento, mediante la
publicación de noventa tratados numerados por diferentes escritores que
expusieron sus ideas, recibió el nombre de "tractarianismo"; y por uno
de sus principales exponentes le llamaban, sobre todo sus oponentes,
"movimiento puseyista" o "puseyismo".
Se trataba de un esfuerzo por separar a
la Iglesia de Inglaterra del protestantismo y restaurada a las doctrinas y
prácticas de los primeros siglos cuando la iglesia cristiana era una y no
necesitaba reforma. Los líderes del movimiento fecharon su principio con la
publicación en 1827 del Año cristiano, de Juan Keble, una serie de poemas que
despertaron un nuevo interés en la iglesia. El verdadero principio, sin embargo,
fue un sermón que Keble predicó en julio de 1833, en Santa María, Oxford, sobre
“apostasía nacional”. Enseguida empezó a aparecer una serie de interesantes
"Tratados de actualidad" sobre la forma de gobierno, doctrinas y
adoración de la iglesia inglesa, Y continuaron desde 1833 hasta 1841. Aunque
Keble inspiró el movimiento y simpatizaba por completo con el mismo, su líder
fue Juan Enrique Newman, quien escribió muchos de los "Tratados de
actualidad", y cuyos sermones desde el púlpito de Santa María eran la
presentación popular de la causa. Otro de sus defensores fue el muy capaz
erudito y profundamente religioso canónigo Eduardo B. Pusey. Millares de
prominentes clérigos y laicos de la Iglesia de Inglaterra apoyaron activamente
el movimiento. A sus líderes se les acusó de romanistas en espíritu y
propósito, pero el propósito general era fortalecer el poder de la iglesia y
elevar sus ideales. Debido a que el espíritu del movimiento era desacreditar la
Reforma y animar el anglo-catolicismo, tenía una tendencia inevitable hacia
Roma; y en 1845, su gran líder, Newman, siguió la lógica de sus convicciones e
ingresó en la Iglesia Católica Romana. Su separación causó gran conmoción, pero
no detuvo la corriente anglo católica.
MOVIMIENTO MISIONERO
MODERNO
Durante mil años, desde los días de los
apóstoles, el cristianismo fue una institución activa en la obra misionera. En
los primeros cuatro siglos de su historia la iglesia convirtió el Imperio
Romano al cristianismo. Después sus misioneros se encontraron con las huestes
de los bárbaros que avanzaban y los conquistaron antes de que ellos
conquistaran al Imperio Occidental. Pasado el siglo décimo, la iglesia y el
estado, el papa y el emperador, estaban en lucha por el dominio supremo y el
espíritu misionero decayó, aunque nunca se perdió por completo. A la Reforma le
interesaba más trabajar en la purificación y organización de la iglesia, antes
que en su extensión. Hemos visto que en la última época de la Reforma se dio el
primer paso para cristianizar al mundo pagano, no por los protestantes, sino
por los católico-romanos, bajo Francisco Javier. A principios de 1732, los
moravos empezaron a establecer misiones extranjeras enviando a Hans Egede a
Groenlandia y de inmediato la misma iglesia comenzó a trabajar entre los indios
de Estados Unidos, entre los negros de las Indias Occidentales y en los países
orientales. En proporción a su pequeño número de miembros en su país, ninguna
otra denominación ha sostenido tantas misiones como la Iglesia Morava a través
de toda su historia.
El fundador de las misiones modernas de
Inglaterra fue Guillermo Carey. Trabajó como zapatero, fue autodidacto y llegó
a ser ministro bautista en 1789. Frente a una fuerte oposición empezó a
insistir en el envío de misioneros al mundo pagano. Un sermón que predicó en
1792, bajo dos títulos:
(1) "Emprended grandes cosas para
Dios" y:
(2) "Esperad grandes cosas de
Dios",
Condujo a la organización de la Sociedad
Misionera Bautista y al envío de Carey a la India. La Compañía (inglesa) de las
Indias Orientales, que entonces gobernaba la India, no le permitió desembarcar,
pero halló cabida en Serampore, una colonia danesa cerca de Calcuta. A pesar de
que no recibiera educación en su juventud, llegó a ser uno de los principales
eruditos del mundo en el sánscrito y otras lenguas orientales. Sus gramáticas y
diccionarios aún se usan.
Desde 1800 a 1830 fue profesor de literatura
oriental en la universidad de Fort William, Calcuta. Murió en 1834 reverenciado
por todo el mundo como padre de un gran movimiento misionero. La empresa
misionera en Estados Unidos recibió su primera inspiración de la famosa
"reunión de oración" llevada a cabo en la universidad Williams,
Massachusetts, en 1811. Un grupo de estudiantes se reunió en un campo para orar
sobre el tema de misiones. Se desató una tempestad y se refugiaron bajo una
parva de heno en el campo, y allí consagraron sus vidas a la obra de Cristo en
el mundo pagano. De esta reunión surgió la Junta Americana de Comisionados para
Misiones Extranjeras, que al principio era interdenominacional, pero como otras
iglesias formaron sus sociedades propias, pronto llegó a ser la empresa de las
iglesias congregacionalistas.
La Junta Americana envió cuatro
misioneros, dos de ellos, Newell y Hale, fueron a la India. Los otros, Hudson y
Rice, en su viaje al Lejano Oriente, cambiaron de ideas acerca del bautismo y
renunciaron a la Junta Americana. Su acción resultó en la formación de la
Sociedad Misionera Bautista Americana, y Hudson y Rice comenzaron la obra en
Birmania. Este ejemplo de congregacionalistas y bautistas lo siguieron otras
denominaciones, y antes que pasasen muchos años, cada iglesia tenía su propia
junta y sus propios misioneros. En la época actual, desde principios del siglo
veinte, casi ningún país de la tierra está sin el evangelio. Escuelas
cristianas, universidades, hospitales, orfanatorios y otras instituciones
filantrópicas se encuentran por todo el mundo pagano, y las entradas anuales de
las diferentes juntas ascienden a muchos millones. La característica más prominente
en la iglesia de hoy, en la Gran Bretaña y Estados Unidos, es su profundo y
amplio interés en las misiones extranjeras.
LIDERES DEL PERIODO MODERNO
De los muchos grandes hombres que se han
levantado en los últimos tres siglos, es difícil mencionar los principales en
pensamiento y actividad cristiana. Los siguientes pueden señalarse como hombres
representativos en los movimientos de sus tiempos.
RICARDO HOOKER (1553-1600) escribió la obra más famosa
y de mayor influencia en la constitución de la Iglesia de Inglaterra. Nació de
padres pobres, obtuvo ayuda en su educación en la Universidad de Oxford, donde
obtuvo gran conocimiento en diferentes aspectos y lo nombraron en sucesión,
tutor, socio y conferenciante. Lo ordenaron en 1582 y por un tiempo fue pastor
asociado en Londres con un elocuente puritano, siendo Hooker de ideas
anglicanas. Sus controversias en el púlpito finalmente condujeron a Hooker a
buscar una parroquia rural donde pudiese tener tiempo para estudiar. Su gran
obra fue Las leyes del gobierno eclesiástico, en ocho tomos. Se trata de la
presentación más hábil del sistema episcopal publicado y de la cual la mayoría
de los escritores desde su día han tomado sus argumentos. Sin embargo, es
liberal en su actitud hacia las iglesias no episcopales y en particular libres
de un espíritu implacable de controversia. Hooker solo contaba con cuarenta y
seis años cuando murió.
TOMÁS CARTWRIGHT (1535-1603) puede considerarse el
fundador del puritanismo, aunque no el más grande de sus partidarios. Ese honor
pertenece a Oliver Cromwell, cuya gesta, sin embargo, está en la historia del
estado y no en la iglesia. Cartwright llegó a ser profesor de teología en la
Universidad de Cambridge en 1569, pero perdió su posición al siguiente año
debido a que sus opiniones publicadas desagradaron a la reina Isabel y a los
principales obispos. Abogaba en favor de la idea de que las Escrituras no solo
contienen la regla de fe y doctrina, sino también del gobierno de la iglesia;
que la iglesia debía ser presbiteriana en su sistema; que no solamente debía
ser independiente del estado, sino prácticamente suprema sobre el estado. Era
tan intolerante como los altos eclesiásticos en demandar uniformidad en la
religión, a fin de que lo pusiese en vigor la autoridad civil, con tal que la
iglesia fuese presbiteriana y su doctrina la de Juan Calvino. Por unos cuarenta
años Cartwright fue pastor en las islas de Guernsey y Jersey, donde estableció
iglesias de su propia creencia. Sin embargo, desde 1573 a 1592 estuvo la mayor
parte del tiempo en prisión o en el exilio en Europa. Parece que los últimos
nueve años de su vida los pasó en retiro. Más tarde, sus ideas llegaron a
imperar en la Cámara de los Comunes, mientras que el prelado dominaba en la
Cámara de los Lores, y la lucha entre los partidos al fin culminó en la guerra
civil y el gobierno de Cromwell.
A JONATÁN EDWARDS (1703-1758) se le considera el primero
de los estadounidenses en metafísica y teología, y el más grande teólogo del
siglo dieciocho en ambos lados del Atlántico. En él se combinaban la lógica más
aguda, el ardor más intenso en la investigación teológica y un piadoso fervor
espiritual. Desde su tierna juventud fue precoz. Se graduó de la universidad de
Yale a los dieciocho años de edad, habiendo leído extensamente la literatura
filosófica de épocas pasadas y de su propio tiempo. En 1727 llegó a ser pastor
asociado con su abuelo en la Iglesia Congregacional en Northampton y pronto se
distinguió como un ardiente defensor de una sincera vida espiritual. Desde su
púlpito salió el Gran Despertamiento, un avivamiento que se esparció por las
Trece Colonias. Su oposición al "Convenio a Medias" que entonces era
aceptado casi universalmente en Nueva Inglaterra (por el cual la gente se
admitía como miembro de la iglesia sin un carácter religioso definido) levantó
un sentimiento de malestar en su contra y condujo a su expulsión de la iglesia
en 1750. Durante ocho años fue misionero a los indios. En este período de
retiro escribió su monumental obra sobre El libre albedrío, que desde su tiempo
ha sido el libro de texto del calvinismo en Nueva Inglaterra. En 1758 lo
nombraron presidente de la universidad de Princeton, pero después de unas
semanas de servicio murió a los cincuenta y cinco años de edad.
JUAN WESLEY nació en Epworth, al norte de
Inglaterra, en el mismo año que Jonatán Edwards nació en América, 1703, pero le
sobrevivió un tercio de siglo hasta 1791. Su padre fue durante cuarenta años
párroco de la Iglesia de Inglaterra en Epworth. Sin embargo, Juan Wesley debió
más a su madre, Susanna Wesley, descendiente de ministros puritanos o no
conformistas. Susanna no fue solo madre, sino también maestra de dieciocho
hijos. En 1724, Wesley se graduó de la universidad de Oxford, lo ordenaron en
la Iglesia de Inglaterra y fue por unos años miembro de la Facultad de Lincoln.
Durante este tiempo se asoció con un grupo de estudiantes de Oxford que
aspiraban a una vida santa al que se les llamaba burlonamente "Club
Santo" y más tarde "metodistas" por su manera de vivir. Este
último, fue un nombre que años más tarde se hizo permanente para los seguidores
de Wesley.
En 1735 Wesley y su hermano menor,
Carlos, fueron como misioneros a la nueva colonia de Georgia. Sus labores no
tuvieron mucho éxito y regresaron a Inglaterra después de dos años. Sin
embargo, en ambos este período fue poderoso en sus resultados, pues en ese
tiempo conocieron un grupo de moravos, seguidores del conde Zinzendorf, y de
ellos obtuvieron el conocimiento experimental de una vida espiritual. Hasta
esta época el ministerio de Juan Wesley había sido un fracaso, pero desde
entonces en adelante ningún ministro en Inglaterra, excepto Jorge Whitefield,
despertaba en todas partes un interés tan grande. Wesley viajaba a caballo por
toda Inglaterra e Irlanda predicando, organizando sociedades y dirigiéndolas a
través de su larga vida, que duró casi hasta el fin del siglo dieciocho. De sus
labores no solo surgió el cuerpo wesleyano en la Gran Bretaña bajo varias
formas de organización, sino también las iglesias metodistas de Estados Unidos
y de todo el mundo, contando entre sus miembros muchos millones. Murió en 1791
a los ochenta y ocho años de edad.
JUAN ENRIQUE NEWMAN (1801-1890) por la habilidad y el
brillante estilo de sus escritos, la claridad de sus ideas, el fervor de su predicación
y, sobre todo por un raro atractivo personal, fue el líder del movimiento anglo
católico del siglo diecinueve.
En 1820, recibió su título de la
universidad Trinity, Oxford. En 1824, lo nombraron miembro de la Facultad de Ariel
con los honores más altos. La Iglesia Inglesa lo ordenó y en 1828 lo nombraron
vicario de la iglesia universitaria de Santa María, donde sus sermones le
permitieron tener una influencia dominante sobre los hombres de Oxford por toda
una generación. Aunque el movimiento de Oxford lo inició Keble, su verdadero
líder fue Newman. Escribió veintinueve de sus noventa tratados e inspiró la
mayoría de los restantes. En 1843, renunció a Santa María y se retiró a una
iglesia en Littlemore. En parte, esto se debió a que el movimiento no tenía el
apoyo de las autoridades en la universidad ni de los principales obispos de la
iglesia, aunque en realidad fue porque sus propias ideas sufrieron un cambio.
Vivió en retiro durante tres años hasta 1845, cuando lo recibieron en la
Iglesia Católica Romana. Después de este cambio de relaciones eclesiásticas
vivió cuarenta y cinco años, la mayor parte del tiempo en Birmingham, con menos
prominencia que antes, pero aún querido por sus antiguos amigos. Sus escritos
fueron muchos, pero los que más circularon fueron sus tratados y varios
volúmenes de sermones. En 1864 publicó un libro titulado Apología pro Vita Sua,
relato de su propia vida religiosa y su cambio de opiniones con el que demostró
su completa sinceridad y aumentó el respeto que ya muchos sentían por él,
excepto algunos mordaces opositores. En 1879 lo nombran cardenal y muere en
Birmingham en 1890. Ningún clérigo ni ninguna denominación en este siglo superaron
a Newman en su influencia.
LA IGLESIA EN EL SIGLO XX
La iglesia de este siglo enfrentó graves
problemas tanto en el campo social como eclesial. La guerra, en las dos mayores
así como en conflictos menores, confrontó a la iglesia con la actitud que debía
tener hacia ella. En la Primera Guerra Mundial la tendencia de la iglesia fue
considerar el conflicto como una guerra santa para Dios y la nación, y fue más
allá de una misión de misericordia para santificar la guerra al reclutar,
vender bonos de guerra y garantizarles el cielo a los muertos en batalla. En la
Segunda Guerra Mundial la iglesia se opuso a cualquier insultante llamado,
secundó las objeciones de conciencia, oró por los cristianos hermanos en ambos
lados del frente y llena de misericordia se comprometió y ayudó en la
reconstrucción de la posguerra. Las relaciones raciales constituyeron otro
problema apremiante en países como Sudáfrica con su sistema Apartheid de
comunidades de segregación racial y Estados Unidos con su problema del negro.
Este asunto surgió por primera vez durante la Guerra Civil que terminó con la
esclavitud, pero que no le dio al negro un lugar en la sociedad equivalente al
del hombre blanco.
Con la emigración en masa de negros del
sur a ciudades del norte, esto se convirtió en un problema nacional. Gran parte
del progreso se encaminó hacia la meta de integración en las fuerzas armadas,
la educación y las oportunidades económicas, pero los grandes desafíos los
enfrenta la nación y la iglesia en las zonas urbanas deprimidas. Buena
educación, oportunidades para mejores casas y empleos tienen que hacerse realidad.
En todo esto la iglesia puede también tomar conciencia de la nación sin
convertirse en parte del orden social. Asimismo, este problema está íntimamente
vinculado en el extranjero con la cuestión de la justicia económica a medida
que el viejo imperialismo desaparece y surgen nuevas naciones por los
resultados. Aquí de nuevo la iglesia puede ayudar a declarar principios con los
que guiará la conciencia de los líderes. El sistema alternativo de comunismo,
que llegó a dominar un tercio de las personas del mundo, ofrecía un falso
programa de justicia económica impuesta a gran costo en vidas y libertad. En su
lugar, Occidente puede ayudar a esas nuevas naciones a progresar sin el costo
de la vida y la libertad. Serán necesarias estudiar las normas de la iglesia,
la Biblia, la oración, las palabras desde el púlpito y la práctica cristiana
personal como ciudadanos.
La disolución de un simple liberalismo
teológico con sus enseñanzas de un Cristo humano como un ejemplo para el
comportamiento ético de los hombres que no son pecadores y que podrían
encontrar un orden perfecto se aceleró con el problema de la depresión y las
dos guerras mundiales. En su lugar surgieron un pujante evangelismo y la neo-ortodoxia.
Al principio el fundamentalismo fue negativo en su reacción contra un
liberalismo que defendió la evolución y la crítica bíblica. Esto se puso en
evidencia en el enjuiciamiento de Scopes en 1925 y juicios heréticos en varias
denominaciones. A partir de la Segunda Guerra Mundial emergió un evangelismo
que es más positivo en su concepto de la verdad. Institutos bíblicos, como
Moody, universidades, tales como Wheaton, y seminarios cristianos, tales como
Fuller y Dalias, los fundaron líderes cristianos preparados y comprometidos con
la doctrina y práctica evangélica en todas las esferas de la vida.
El orden social bíblico, así como la
proclamación del evangelio, captaron la atención de la revista Christianity
Today, el evangelista Billy Graham y la Asociación Nacional de Evangélicos. La
guerra y la depresión hicieron escarmentar a muchos liberales que abrazaron la
neo-ortodoxia según la proclamaban Karl Barth Y sus sucesores. Aunque retenían
las ideas de la crítica bíblica, admitían la universalidad del pecado y la
necesidad del hombre de enfrentar y responder a un Dios santo que lo puede
limpiar. A diferencia de los antiguos liberales que opinaban que la Biblia
contenía la Palabra de Dios y los evangélicos que dicen que es la Palabra de
Dios, esta gente dice que se convierte en la Palabra de Dios por la acción del
Espíritu Santo. La neo-ortodoxia, excepto por hombres como Reinhold Niebuhr, no
se enfrenta a los problemas actuales.
Los vientos de cambio soplaron incluso
sobre el monolítico mono-polio de salvación colectiva que proclamaba la Iglesia
Católica Romana. Durante los pontificados de Pío XI y XII hasta 1958, la
iglesia adoptó una firme postura contra el comunismo, al que veía como una
amenaza de su seguridad, que trató de usar a Occidente, incluso esta-dos
totalitarios como Alemania e Italia, como baluarte contra el comunismo. La
estrategia bajo Juan XXIII y Pablo VI se inclinó a moderar las declaraciones
anticomunistas y a una limitada coexistencia y cooperación, tal como en
Polonia. También hay una actitud de mayor cooperación hacia las iglesias
protestante y ortodoxa. En el Concilio Vaticano II (1963), Juan XXIII enfatizó
el aggiornamento o la puesta al día de la iglesia. Debe observarse, sin
embargo, que esto no afectó ningún dogma ni método esencial de la iglesia, sino
que solo puso la misa en lengua vernácula, permitió la lectura de la Biblia y
el diálogo entre las iglesias a través de las vías ecuménicas. Los resultados
de este concilio ecuménico aún están por verse.
La tendencia a la unión trajo como
resultado la cooperación interdenominacional en grupos tales como la Sociedad
Bíblica Americana, Sociedad de Esfuerzo Cristiano, Juventud para Cristo Internacional
y otros. La reunión orgánica de grupos similares trajo como resultado, por
ejemplo, la iglesia metodista que se formó en 1939 de la unión de metodistas
del norte y del sur y de grupos distintos de algunos presbiterianos, metodistas
y congregacionalistas para formar la Iglesia Unida del Canadá en 1925. El mayor
empuje, sin embargo, fue de las confederaciones de grupos similares en
organismos tales como la Conferencia de Lambeth de los anglicanos, desde 1867,
y de diferentes denominaciones en el Concilio Nacional de Iglesias en 1948, en
Amsterdam. Los homólogos evangélicos han tenido la Asociación Nacional de
Evangélicos en 1943 y el Compañerismo Evangélico Mundial en 1951. Uno espera
que todos estos no quieran ser una simple organización, sino que la pureza de
doctrina, el compañerismo cristiano en el Señor y el servicio amoroso sea lo
más importante.
IGLESIAS CRISTIANAS EN
NORTEAMÉRICA
LA IGLESIA CATÓLICA ROMANA
En la actualidad, en Estados Unidos hay al
menos doscientas sesenta y cinco denominaciones religiosas con más de
trescientas veinticinco mil iglesias. La membresía global de varias
denominaciones es aproximadamente de ciento veinticinco millones. De estas solo
se pueden destacar las que parecen ser mayores e importantes, y será de manera
somera. Las tomamos en el orden de su establecimiento en Estados Unidos. Como
España, Portugal y Francia, naciones católico-romanas, realizaron las primeras
expediciones al Nuevo Mundo con el fin de descubrir, conquistar y colonizar, la
primera iglesia establecida en el Continente Occidental, tanto en América del
Sur como América del Norte, fue la Iglesia Católica Romana. La historia de esa
iglesia en América empieza en 1494, cuando Colón en su segundo viaje llevó
consigo doce sacerdotes para la conversión de las razas nativas. Dondequiera
que iban los españoles, para establecerse o para conquistar, los acompañaban
sus clérigos, quienes establecían su sistema religioso. Las primeras iglesias
de Estados Unidos se establecieron en San Agustín, Florida, en 1565 y en Santa
Fe, Nuevo México, como en el año 1600. El método español era esclavizar a los
nativos, obligarles a convertirse y forzarles a construir templos y monasterios
semejantes a los de España. Algunos de sus antiguos edificios de misiones,
estructuras sólidas, ahora desmanteladas y desiertas, aún pueden verse en Tejas
y California. En el siglo dieciocho y como resultado de la ocupación de los
españoles, la Iglesia Católica Romana dominaba por completo el territorio de
Florida a California. Sin embargo, esta vasta extensión estaba escasamente
poblada, pues los españoles, aunque muy buenos en la conquista, eran lentos
para colonizar.
Poco después del dominio español del
sur, vino la ocupación francesa del norte, en el río San Lorenzo, en la
"Nueva Francia" o Canadá. Quebec se estableció en 1608, Montreal en
1644; y por un tiempo los inmigrantes franceses fueron pocos. En 1663, la
población francesa del Canadá solo contaba con dos mil quinientas personas.
Pero poco después los colonizadores empezaron a venir con rapidez y el registro
de nacimientos en América del Norte fue mucho más elevado que el de Francia; de
manera que toda la región del río San Lorenzo, desde los Grandes Lagos hasta el
Océano Atlántico, pronto la poseyeron franceses católicos, en su mayoría
analfabetos, y mucho más sumisos a sus sacerdotes que sus compañeros católicos
de Francia.
En Canadá se hizo un gran esfuerzo por
convertir a los indios a la fe católica, y el mundo no tiene anales más heroicos
y abnegados que los de los jesuitas en las colonias francesas. Sus métodos
estaban en marcado contraste con los de Hispanoamérica. Ganaban la amistad de
los indios por su amabilidad y su obra abnegada. A mediados del siglo
dieciocho, todo el territorio del gran noroeste más allá de los montes
Alleghenies, estaba bajo la influencia francesa; España gobernaba el sudoeste;
y sobre ambas posesiones la Iglesia Católica Romana era suprema, mientras que
solo una estrecha franja de la costa del Atlántico era protestante bajo las
colonias inglesas. Todo pronóstico para el futuro señalaría a los católicos
como destinados a gobernar todo el continente. Sin embargo, la conquista
británica del Canadá en 1759, y más tarde la adquisición de Luisiana y Tejas a
Estados Unidos, alteró el equilibrio de poder en Norteamérica, del catolicismo
al protestantismo. Las colonias inglesas en la costa del Atlántico eran
protestantes, excepto los colonizadores en Maryland, en 1634, que eran
católicos ingleses, cuyo culto estaba prohibido en su propio país. Aun en el
Nuevo Mundo podían obtener permiso constitucional solo concediendo libertad a
toda religión; y pronto, debido a que la mayoría de los colonos eran
protestantes, el culto romano se prohibió, aunque después se volvió a permitir.
No fue sino en 1790 que un obispo católico-romano se consagró para Maryland, el
primero en Estados Unidos. Para ese tiempo la población católica en este país
se calculaba en cincuenta mil personas.
Alrededor de 1845, Estados Unidos
comenzó a recibir una gran corriente de inmigrantes de Europa. Al principio era
en su mayoría católica procedente sobre todo de condados muy católicos en
Irlanda. Más tarde, a estos se les agregaron otros millones del sur de Alemania
y aun más tarde muchos de Italia. Del aumento natural por nacimiento, por
inmigración y por una cuidadosa supervisión sacerdotal, la Iglesia Católica
Romana en Estados Unidos hizo grandes progresos hasta que ahora la población
católica alcanza a unos cuarenta y seis millones o alrededor de un tercio del
número de comulgantes en todas las iglesias protestantes juntas. Como parte de
la iglesia romana mundial, los católicos estadounidenses están bajo el gobierno
papal. La nación se divide en ciento diez diócesis, cada una tiene su obispo
nombrado por el papa, a quien el clero ofrece candidatos, que pueden aceptarse
o rechazarse. Las diócesis están unidas en veinticuatro archidiócesis, cada una
bajo un arzobispo; y sobre todas estas presiden seis cardenales, también
nombrados por Roma.
LA IGLESIA PROTESTANTE
EPISCOPAL
La Iglesia de Inglaterra fue la primera
religión protestante establecida en Estados Unidos. En 1579, Sir Francis Drake
ofició un servicio religioso en California y en 1587 varios clérigos
acompañaron la desafortunada expedición de Sir Walter Raleigh. La entrada
permanente de la iglesia inglesa fue en 1607, con la primera colonia inglesa en
Jamestown, Virginia. La Iglesia de Inglaterra fue la única forma de adoración
reconocida en el período primitivo en Virginia y otras colonias del sur. Cuando
en 1664 Nueva York, colonizada por los holandeses, pasó a ser territorio
inglés, se estableció la Iglesia de Inglaterra y pronto llegó a ser iglesia
oficial de la colonia, aunque no se prohibían otras formas protestantes. En
1697 se constituyó la parroquia de la Trinidad en Nueva York y en 1695 la
Iglesia de Cristo en Filadelfia.
En su ordenación, a cada clérigo de esta
iglesia se le exigía un juramento de lealtad a la corona británica y como
resultado natural casi todos eran leales (llamados "tories") en la
Guerra de Independencia. Muchos de los clérigos episcopales evacuaron el país y
al final de la guerra era difícil suplir las parroquias vacantes porque el
requisito de lealtad a Gran Bretaña ya no podía efectuarse; y por la misma
razón no podían consagrarse obispos. En 1784, el Rvdo. Samuel Seabury, de
Connecticut, recibió consagración de obispos escoceses, que no re-querían el
juramento de lealtad, y en 1787 el arzobispo de Canterbury consagró a los
doctores Guillermo White y Samuel Provoost dando de esta manera a la iglesia
Norteamericana la sucesión inglesa. La iglesia en Estados Unidos adoptó el
nombre oficial de Iglesia Protestante Episcopal. Desde entonces el crecimiento
de la Iglesia
Episcopal ha sido rápido y constante.
Cuenta ahora con una membresía de casi tres millones y medio. Reconoce tres
órdenes en el ministerio: obispos, sacerdotes y diáconos, y acepta la mayoría
de los treinta y nueve artículos de la Iglesia de Inglaterra, modificados para
adaptarlos a la forma de gobierno americano. Su autoridad legislativa se
confiere a una convención general que se reúne cada tres años. Se trata de dos
cuerpos, una cámara de obispos y una cámara de delegados clérigos y laicos
electos por convenciones en varias diócesis.
IGLESIAS CONGREGACIONALES
Después de Virginia con la Iglesia de
Inglaterra, la siguiente región colonizada fue Nueva Inglaterra, empezando con
los "peregrinos" que en diciembre de 1620 desembarcaron del buque
"Mayflower", en Plymouth, en la bahía de Massachusetts. Estos eran
"independientes" o "congregacionalistas", el elemento más
radical en el movimiento puritano inglés, exiliados de Inglaterra a Holanda por
razón de sus ideas; y ahora buscaban un hogar en las tierras despobladas del
Nuevo Mundo. Antes de desembarcar en Plymouth se organizaron como una verdadera
democracia, con un gobernador y consejo electo por voto popular, aunque bajo
bandera inglesa. Al principio no se separaron de la Iglesia de Inglaterra, sino
que se consideraron como reformadores dentro del seno de la misma. De acuerdo
con sus convicciones cada iglesia local era absolutamente independiente de la
autoridad exterior, formando su propia plataforma, llamando y ordenando a sus
ministros y dirigiendo sus propios asuntos. Cualquier concilio o asociación de
iglesias solo tenía una influencia moral sobre sus diversas sociedades, no una
autoridad eclesiástica. Eran en efecto una teocracia y como tal todas las
familias en la colonia pagaban contribuciones para el sostén de la iglesia,
pero solo los miembros de la iglesia podían votar en las elecciones del
municipio y la colonia. Poco a poco se abolieron las restricciones, pero no fue
hasta 1818 en Connecticut y en 1833 en Massachusetts que la iglesia y el estado
se separaron absolutamente y el sostenimiento de la iglesia fue del todo
voluntario.
Las persecuciones de los puritanos por
los gobernantes de la Iglesia de Inglaterra condujeron a multitudes a buscar
refugio y libertad en Nueva Inglaterra; y las colonias en esa región se
desarrollaron con más rapidez que en ninguna otra parte en el siglo diecisiete.
Se establecieron dos universidades, la de Harvard en Cambridge y la de Yale en
New Haven; ambas destinadas a ser más tarde grandes universidades. La educación
general en Nueva Inglaterra estaba más avanzada que en las otras colonias. Como
los presbiterianos y congregacionalistas surgieron también de la Iglesia de
Inglaterra y ambos se desarrollaron calvinistas en sus credos, aceptando la
Confesión de Westminster, las relaciones de estos dos cuerpos eran amigables.
Por mucho tiempo hubo un entendimiento tácito, formalizado en un pacto mutuo en
1801 en que las iglesias presbiterianas no deberían extenderse a Nueva
Inglaterra, ni las iglesias congregacionales fuera de Nueva Inglaterra. Este
pacto, sin embargo, lo abrogó una convención congregacionalista en 1852, y
desde entonces el sistema congregacionalista ha hecho un rápido progreso por
todo Estados Unidos, aunque menos en el sur que en ninguna otra parte. En 1931
la Iglesia Congregacional y la Iglesia Cristiana (Convención General) se
fundieron para formar las Iglesias Cristianas Congregacionales con alrededor de
dos millones de miembros.
IGLESIAS REFORMADAS
Nueva York fue el primer lugar que
ocuparon los holandeses como un centro comercial en 1614. Al principio la
colonia se llamó los Nuevos Países Bajos y la ciudad Nueva Amsterdam. En 1628
se organizó la primera iglesia bajo el nombre de Iglesia Protestante Reformada
Holandesa; y durante la supremacía holandesa fue la iglesia oficial de la
colonia. Las iglesias de este orden se establecieron en el norte de Nueva
Jersey y en ambos lados del río Hudson hasta Albany. Por más de cien años los
cultos se realizaron en el idioma holandés. En 1664, Gran Bretaña ocupó la
colonia, le puso por nombre Nueva York y la Iglesia de Inglaterra se convirtió
en la religión del estado. Sin embargo, los ciudadanos de descendencia
holandesa siguieron firmes en su propia iglesia; y sus grandes propiedades
aumentaron en valor con el desarrollo de la ciudad. En 1867 se omitió la
palabra "holandesa" de su título oficial, la cual llegó a ser
"La Iglesia Reformada de América". Cuenta con muchas iglesias fuertes
en la región central y el extremo oeste. La membresía es de alrededor de
doscientos treinta y tres mil.
A principios del siglo dieciocho se trajo
al país otra iglesia reformada de origen alemán que lleva el nombre de
"Iglesia Reformada en Estados Unidos". Popularmente a la primera
iglesia se le conoce como Iglesia Reformada Holandesa, a la otra como Iglesia
Reformada Alemana. Una tercera iglesia del mismo orden es la Iglesia Cristiana
Reformada que surgió de la iglesia del estado en Holanda en 1835; y una cuarta
es "La Verdadera Iglesia Reformada". Se han hecho esfuerzos para unir
estas cuatro iglesias reformadas en un cuerpo organizado, pero hasta ahora no
se han tenido resultados. Todas estas iglesias reformadas se adhieren al
sistema de doctrina calvinista, enseñan el catecismo Heidelberg y se organizan
bajo el mismo plan, parecido al presbiteriano, pero con diferentes nombres de
sus cuerpos eclesiásticos. La junta gobernante en la iglesia local es el
consistorio. Los consistorios vecinos forman un consejo; los consejos de un
distrito están unidos en un sínodo particular; y estos en un sínodo general.
BAUTISTAS
Una de las mayores y más ampliamente
esparcidas de las iglesias cristianas en Norteamérica es el grupo bautista, que
asciende en sus diez mayores denominaciones a mucho más de veinte millones de
miembros. Sus principios distintivos son dos:
(1) el bautismo debe impartirse solo a
quienes profesan su fe en Cristo y, por consiguiente, no deben bautizarse
niños;
(2) la única forma bíblica de bautismo es
por inmersión del cuerpo en agua, no por aspersión ni rociamiento.
Son congregacionales en su sistema, cada
iglesia local es absoluta-mente independiente de toda jurisdicción externa,
fija sus propias normas para los miembros y establece sus propias reglas. No
tienen una Confesión de Fe general ni ningún catecismo para instruir a los
jóvenes en sus principios. Y, sin embargo, no hay otra iglesia en el país más
unida en espíritu, más activa y emprendedora en sus labores y más leal en sus
principios que las iglesias bautistas.
Los bautistas surgieron poco después del
comienzo de la Reforma en Suiza en 1623 y se esparcieron rápidamente en el
norte de Alemania y Holanda. Al principio se les llamó anabaptistas porque
volvían a bautizar a los que ya se habían bautizado en la infancia. En sus
inicios en Inglaterra estaban unidos con los independientes o congregacionales,
y poco a poco llegaron a ser cuerpos separados. Es más, la iglesia en Bedford,
de la cual Juan Bunyan fue pastor alrededor de 1660 y que aún existe, se sigue
considerando bautista y congregacional. En Norteamérica, comenzaron con Roger
Williams, un clérigo de la Iglesia de Inglaterra, quien fue a Nueva Inglaterra
y lo expulsaron de Massachusetts porque se negó aceptar reglas y opiniones
congregacionales. En 1644, obtuvo la jurisdicción de la colonia de Rhode
Island. Allí se permitían todas las formas de adoración religiosa y se acogían a
los partidarios de muchos credos que perseguían en otras partes. De Rhode
Island los bautistas se esparcieron extensa y rápidamente por todas partes en
el continente. Sus iglesias locales están organizadas en asociaciones y estas
en convenciones de estado y nacionales, pero son solo consejeras y no
mandatarias. De las veintiocho denominaciones bautistas en Estados Unidos, las
tres mayores son las bautistas regulares, Norte y Sur, y las de bautistas
negros. La división entre bautistas del norte y del sur se debió a revolución
por el problema de la esclavitud, reconocida en el sur, pero opuestos en el
norte. Aunque aún separados, ambas asociaciones mantienen relaciones
fraternales. Como recordará, en 1792 los bautistas en Inglaterra formaron la
primera sociedad misionera moderna y enviaron a Guillermo Carey a la India. La
adopción de los principios bautistas por Adoniram Judson y Lutero Rice, rumbo a
Birmania, condujo a la organización de la Convención General Misionera Bautista
en 1814; y desde entonces los bautistas han estado a la vanguardia en el
esfuerzo misionero y en el éxito.
LOS AMIGOS O CUÁQUEROS
De todos los movimientos surgidos de la
gran Reforma, el que más se alejó del prelado y del gobierno de la iglesia fue
el de los Amigos, comúnmente llamados "cuáqueros". Esta sociedad
-pues nunca ha tomado el nombre de "iglesia"-surgió de la enseñanza
de Jorge Fox en Inglaterra, empezando alrededor del año 1647. Fox se oponía a
las formas exteriores de la iglesia, el ritual y la organización eclesiástica.
Enseñaba que el bautismo y la comunión debían ser espirituales y no formales;
que el cuerpo de creyentes no debía tener sacerdote ni ministro con salario,
sino que cualquier adorador debía hablar según la inspiración del Espíritu de
Dios, quien es "la luz interior" y guía de todos los verdaderos
creyentes; y que en los dones del Espíritu y gobierno de la Sociedad, los
hombres y las mujeres debían tener los mismos privilegios. Sus seguidores al
principio se autodenominaron "Hijos de la Luz", pero más tarde
"La Sociedad de los Amigos". No se sabe con seguridad cómo se les
aplicó el nombre de "cuáqueros", pero se generalizó y no desagrada a
los miembros de la Sociedad. Las enseñanzas de Jorge Fox las aceptaron
multitudes que no simpatizaban con el espíritu dogmático e intolerante
manifestado en ese tiempo por la Iglesia de Inglaterra. El grado de su
influencia se demuestra en que encarcelaron cerca de quince mil cuáqueros,
transportaron y vendieron como esclavos a doscientos y muchos murieron como
mártires de su fe, ya bien por la violencia de la multitud o en las prisiones.
Algunos buscaron refugio en Nueva
Inglaterra, pero al llevar su testimonio encontraron a los puritanos no menos
perseguidores que los anglicanos. Al menos ejecutaron cuatro cuáqueros (entre
estos una mujer) en Bastan. Los Amigos encontraron un puerto seguro en Rhode
Island, donde todas las formas de fe y adoración eran libres. Formaron colonias
en Nueva Jersey, Maryland y Virginia. En 1681, el rey Carlos II le entregó el
territorio de Pennsylvania a Guillermo Penn, líder entre los Amigos, y
Filadelfia, "la ciudad cuáquera", se fundó en 1682. Durante setenta
años los gobernantes de esa colonia fueron descendientes de Guillermo Penn. A
mediados del siglo dieciocho, Benjamín Franklin dijo que la colonia era
"una tercera parte cuáquera, una tercera parte alemana y una tercera parte
mezcla".
La persecución activa cesó en Inglaterra
y en Estados Unidos después de la Revolución en 1688, y los cuáqueros dieron su
testimonio y formaron sociedades en muchas de las colonias. Aunque su
organización era sencilla, su disciplina era estricta. En todas las colonias
existía la esclavitud, pero entre los Amigos estaba prohibida, y estos
testificaban con rudeza en contra de la misma. Incluso, también lo hacían en las
plantaciones del sur. Estaban muy interesados en el trabajo por la
cristianización y civilización de los indios americanos, en visitar y ayudar a
los presos en las miserables cárceles de aquellos tiempos y en otras
actividades filantrópicas. Diversas formas de servicio social que ahora son
prominentes, las iniciaron y sostuvieron los cuáqueros mucho antes que otros
las consideraran como obra legítima de la iglesia. La estricta disciplina
(sobre todo la excomunión de miembros que se casaban fuera de la sociedad; el
firme testimonio en contra de la esclavitud y otros males; y la negación a
tomar las armas en la guerra, que siempre ha sido uno de sus principios) causó
un descenso en el número de cuáqueros durante el siglo dieciocho. Sin embargo,
un golpe mayor fue una disensión sobre las doctrinas predicadas por Elías
Hicks, que reclamaba ser unitario, no reconociendo a Cristo como Dios; y en
1827 hubo una separación entre los ortodoxos y los Amigos Hicksitas, aunque el
nombre "Hicksita" nunca lo sancionó esa rama.
De estos cuerpos los “Amigos Ortodoxos”,
como se llaman, tienen la mayoría de los miembros. Sus doctrinas están de
acuerdo con las iglesias conocidas como evangélicas, con especial énfasis en la
enseñanza personal e inmediata del Espíritu Santo al individuo, a menudo
conocido como "la Luz Interior". Su organización actual es
completamente democrática. Cada persona de padres cuáqueros es un miembro,
junto con los que se admiten por su petición. A todos se les concede el derecho
de tomar parte en los negocios de la asamblea en cualquier reunión de la que
son miembros. La sociedad está organizada en una serie de juntas mensuales para
los negocios ejecutivos sujetos a revisión por las juntas trimestrales y
anuales; las últimas corresponden a las conferencias o sínodos en las iglesias.
En Estados Unidos y Canadá hay catorce juntas anuales que abarcan casi todas
las partes del país, pero las más pujantes están en la región central del
oeste. Los "Hicksitas" tienen siete reuniones anuales, abarcando los
estados del norte y extendiéndose hacia el oeste hasta Illinois. Otras
sociedades menores se conocen como "Wtlburitas" y la "Rama
Primitiva". Prácticamente todas las congregaciones ortodoxas en América,
aparte de las que pertenecen a la Junta Anual de Filadelfia, tienen un ministro
con salario y una orden de servicio regular parecido a la de los metodistas,
bautistas o presbiterianos, aunque menos formalistas.
LUTERANOS
Después de la Reforma bajo Martín
Lutero, las iglesias nacionales que se organizaron en Alemania y los países
escandinavos tomaron el nombre de luteranos. Algunos creen que a principios de
la historia de la colonia holandesa de Nueva Amsterdam, después Nueva York,
alrededor de 1623, los luteranos holandeses vinieron a esa ciudad y celebraron
reuniones. En 1652 solicitaron permiso para tener una iglesia y un pastor; pero
las autoridades reformadas de Holanda se opusieron y provocaron que en 1657 el
primer ministro luterano lo enviaran de nuevo a Holanda. Los servicios
continuaron de una manera quieta, pero no fue hasta la conquista inglesa de
Nueva Amsterdam, en 1664, que se les dio a los luteranos libertad de culto.
En 1638 algunos luteranos suecos se
establecieron cerca del río Delaware y erigieron la primera iglesia luterana en
Estados Unidos, cerca de Lewes. Sin embargo, la inmigración sueca cesó hasta el
siguiente siglo. En 1710 una colonia de luteranos desterrados del palatinado en
Alemania llevaron su iglesia de nuevo a Nueva York y Pensilvania. En el siglo
dieciocho los protestantes germanos y suecos emigraron a la América por miles y
el primer sínodo luterano se organizó en Filadelfia en 1748. Desde entonces,
las iglesias luteranas crecieron mediante la inmigración y el aumento natural,
hasta que hoy cuentan con más de ocho millones trescientos mil miembros. Debido
a que venían de diferentes países y hablaban diferentes lenguas se organizaron
en al menos quince cuerpos independientes. Algunos usan ahora el inglés, otros
retienen aún el idioma de su país. En doctrina todos aceptan la Confesión de
Augsburgo, la doctrina de Lutero de la justificación por la fe y la creencia de
que las ordenanzas del bautismo y la Cena del Señor no son simples
recordatorios, sino medios de gracia divina. Están organizados en sínodos,
uniéndose para formar un sínodo general, pero reservando mucha autoridad para
las iglesias locales.
PRESBITERIANO
Las iglesias presbiterianas en América
del Norte surgieron de dos fuentes. La primera fue la Iglesia Presbiteriana de
Escocia, reformada por Juan Knox en 1560 y reconocida como la iglesia oficial
en ese país. De Escocia se esparció hasta el noroeste de Irlanda, donde la
población era y aún es protestante. La otra fuente fue el movimiento puritano
de Inglaterra durante el reinado de Santiago I; elevándose a dominar en el
Parlamento en el primitivo período de la República. Después de la ascensión de
Carlos II, la Iglesia de Inglaterra volvió a ganar su influencia y expulsaron
de sus parroquias a más de dos mil pastores puritanos, principalmente
presbiterianos en sus ideas. Estos tres elementos, escocés, irlandés e inglés,
ayudaron a formar y a levantar la Iglesia Presbiteriana en América. En Nueva
Inglaterra los inmigrantes presbiterianos en su mayoría se unieron a las
iglesias congregacionales, pero en las otras colonias organizaron iglesias de
su propia orden. Una de las primeras iglesias presbiterianas en América se
constituyó en Snow Hill, Maryland, en 1648, por el Rvdo. Francisco Makemie, de
Irlanda.
En 1705, Makemie y otros seis ministros
se reunieron en Filadelfia y unieron sus iglesias en un presbiterio. En 1716,
las iglesias y ministros, habiendo aumentado en número y habiéndose extendido
en su territorio, se organizaron como un sínodo, dividido en cuatro
presbiterios que incluían diecisiete iglesias. A principios de la Guerra
Revolucionaria en 1775, el sínodo incluía diecisiete presbiterios y ciento
setenta ministros. Los presbiterianos sostuvieron con fuerza los derechos de
las colonias en contra de Jorge III Y uno de sus principales ministros, Juan
Witherspoon, fue el único clérigo que firmó la Declaración de Independencia.
Después de la guerra, el desarrollo de la iglesia fue tal, que se formó una
Asamblea General en Filadelfia, abarcando cuatro sínodos. De acuerdo con los
principios presbiterianos, así como por la naturaleza escocesa-irlandesa,
tendían a pensar con firmeza e independencia sobre asuntos doctrinales,
surgieron divisiones en los sínodos y presbiterios. Una de estas provocó que en
1810 se organizara la Iglesia Presbiteriana Cumberland, en Tennessee; de dicho estado
se esparció a otros estados vecinos y aun tan lejos como Tejas y Missouri. Los
esfuerzos de reunificar esta rama con la denominación principal, en 1906,
tuvieron éxito en gran parte. En 1837, se hizo una división sobre cuestiones de
doctrina entre dos elementos, conocidos respectivamente como la Antigua y la
Nueva Escuela Presbiteriana, y cada una tenía presbiterios, sínodos y una
Asamblea General, afirmando representar la Iglesia Presbiteriana. Después de
cuarenta años de separación, cuando las diferencias de ideas se olvidaron, las
escuelas se unieron en 1869. En 1861, a principios de la guerra, las iglesias
presbiterianas del sur formaron su propia iglesia, la Iglesia Presbiteriana en
Estados Unidos, mientras que la iglesia en el norte se nombró Iglesia
Presbiteriana de Estados Unidos de América.
Hay varias ramas importantes de
presbiterianismo en Estados Unidos, con más de cuatro millones y medio de
miembros. Todos se ad-hieren sustancialmente a las doctrinas calvinistas, tal
como se exponen en la Confesión de Fe de Westminster y el Catecismo Mayor y
Menor. La iglesia local la gobierna una junta llamada sesión, compuesta por el
pastor y los ancianos. Las iglesias están unidas en presbiterios y estos en un
sínodo, que por lo general, pero no invariablemente, siguen los lineamientos
establecidos. Sobre todo está una asamblea general que se reúne cada año;
aunque los cambios importantes en gobierno o doctrina requieren una
ratificación por una mayoría constitucional de los presbiterios y la aprobación
de la asamblea general para que se conviertan en ley.
METODISTAS
Las iglesias metodistas en el Nuevo
Mundo datan de 1766, cuando dos predicadores wesleyanos locales, ambos nativos
de Irlanda, vinieron a América y empezaron a celebrar reuniones metodistas. Es
algo incierto si Felipe Embury celebró el primer culto en su propia casa en
Nueva York o Roberto Strawbridge en Frederick County, Maryland.
Estos dos hombres formaron sociedades y,
en 1768, Felipe Embury edificó una capilla en la calle John, en la que aún se
levanta una Iglesia Metodista Episcopal. El número de metodistas en Estados
Unidos creció y en 1769 Juan Wesley envió dos misioneros, Ricardo Broadman y
Tomás Pilriloor para inspeccionar y extender la obra. Más tarde, Inglaterra
envió otros predicadores, siete en total, de los cuales el más importante fue
Francisco Asbury, quien vino en 1771. La primera Conferencia Metodista en las
colonias se celebró en 1773 y la presidió Tomás Rankin. Sin embargo, con el
estallido de la guerra de independencia, todos salieron del país, excepto
Asbury, quien estuvo en retiro la mayor parte del tiempo, hasta que vino la paz
en 1783. Cuando Gran Bretaña reconoció a Estados Unidos, los metodistas
ascendían a unos quince mil. Como estaban nominalmente relacionados con la Iglesia
de Inglaterra, Wesley se esforzó por convencer al obispo de Londres a que
consagrase un obispo para Estados Unidos; viendo que sus esfuerzos eran en
vano, apartó al Rvdo. Tomás Coke, un clérigo de la Iglesia de Inglaterra, como
"Superintendente" de sus sociedades en Norteamérica, usando el ritual
para la consagración de un obispo, pero cambiando el título. Dio instrucciones
al Dr. Coke para que consagrara a Francisco Asbury al mismo puesto como su
ayudante a cargo de las sociedades wesleyanas en América del Norte.
En la Navidad de 1784 se celebró una
conferencia de ministros metodistas en Baltimore y se organizó la Iglesia
Metodista Episcopal. Asbury rehusó recibir el cargo de superintendente hasta
que al nombramiento de Wesley se agregó el voto de sus compañeros predicadores.
Casi de inmediato el Dr. Coke regresó a Inglaterra; por consentimiento común el
título de "Obispo" pronto ocupó el lugar de la palabra
"superintendente" y hasta 1800 Asbury fue el único que tenía ese
cargo. Por sus incansables labores, sus sabios planes y buena dirección, las
iglesias metodistas de Norteamérica le deben a él más que a ningún otro hombre.
La Iglesia Metodista Episcopal es la denominación principal en este país, pero
debido a las diferencias de raza, idioma, rivalidades políticas, sobre todo, en
1844, la revuelta sobre la cuestión de la esclavitud, ocurrieron muchas
divisiones.
En abril de 1939, se produjo la
reunificación de los metodistas episcopales formando la Iglesia Metodista; con
una membresía de aproximadamente once millones en Estados Unidos de la Iglesia
Metodista Episcopal del Sur y la Iglesia Metodista Protestante. Estas iglesias
metodistas tienen la misma teología, son firmemente arminianas, o del libre
albedrío, en oposición a la doctrina calvinista de la predestinación y
enfatizando en la conciencia personal de salvación del creyente. También son
iguales en su forma de organización; las iglesias locales se agrupan en
distritos bajo el cargo de un anciano presidente, aunque en 1908 la Iglesia
Metodista Episcopal cambió el título a superintendente de distrito; los
distritos están unidos en conferencias anuales y sobre todos están los obispos,
que son cargos vita-licios aunque sujetos a retiro (en la Iglesia Metodista)
por la Conferencia General, el cuerpo eclesiástico supremo que se reúne cada
cuatro años. Anualmente, cada pastor lo nombra el obispo encargado de su
conferencia. En algunas ramas de la iglesia puede nombrarse cuantas veces
deseen; en otras el pastorado se limita a cuatro años.
HERMANOS UNIDOS
La Iglesia de los Hermanos en Cristo,
ahora llamada la Iglesia Evangélica de los Hermanos Unidos, fue la primera
iglesia en Estados Unidos que no se transplantó del Viejo Mundo. Surgió en
Pensilvania y Maryland bajo la fervorosa predicación de avivamiento de dos
hombres, Felipe Guillermo Otterbein, nacido en Dillenburg, Alemania,
originalmente un ministro de la Iglesia Reformada Alemana, y Martín Boehm, un
menonita. Ambos predicaban en alemán y formaron iglesias de habla alemana bajo
la supervisión de ministros "no sectarios", como se les llamaba
entonces. En 1767, estos dos líderes se conocieron por primera vez en una
"gran reunión" en un granero, cerca de Lancaster, Pensilvania, cuando
el Sr. Boehm predicó con un notable poder espiritual. Al final del sermón, el
corpulento Sr. Otterbein abrazó al predicador y exclamó: "Somos
hermanos." De ese saludo surgió el nombre oficial de la iglesia y las
palabras "en Cristo" se añadió en la constitución formal de la
iglesia en el Condado de Frederick, Maryland, en 1800. En ese tiempo se
eligieron a Otterbein y Boehm como obispos y se adoptó un gobierno modelado por
la democracia estadounidense. Aunque se escogen obispos, la iglesia siempre
tuvo una sola orden de predicadores y ningún episcopado. Todo el poder lo
tienen los laicos; todos los oficiales, incluyendo los obispos, se eligen para
un período de cuatro años por un número equivalente de ministros y laicos.
Los superintendentes de conferencia
ocupan sus cargos por elección, no por designación. Aunque su forma de gobierno
difiere a la de la Iglesia Metodista, con excepción de que tienen conferencias
trimestrales, anuales y generales, predican la misma teología arminiana. Al
principio, los cultos eran exclusivamente en alemán, pero ahora casi por completo
en inglés. La oficina central de la iglesia y la imprenta están en Dayton,
Ohio. Su principal institución de benevolencia, "Hogar Otterbein", la
mayor en los Estados Unidos, está situada cerca de Lebanon, Ohio. Los miembros
son conservadores en su atuendo, promesas o testimonios y resistentes a la
fuerza. Después de varios años de discusión, hubo una división en 1889. Una
mayoría favorecía una revisión de la constitución de la iglesia para eliminar
la exclusión como miembros a los que pertenecieron a órdenes secretas. Los
"radicales" formaron una iglesia nueva; los "liberales"
retuvieron todas las propiedades de la iglesia excepto en Michigan y Oregón. En
Johnstown, Pensilvania, el 16 de noviembre de 1946, hubo una unión entre la
Iglesia Evangélica y la Iglesia de los Hermanos Unidos en Cristo. La membresía
de ambas asciende a más de setecientos mil.
DISCÍPULOS DE CRISTO
La iglesia que tiene dos nombres, ambos
oficiales, "Discípulos de Cristo" y también "Iglesia
Cristiana", diferente a las otras denominaciones ya mencionadas en este
capítulo, fue sin duda estadounidense desde su origen. Su historia comenzó en
1804 después de un gran despertamiento religioso en Tennessee y Kentucky,
cuando el Rvdo. Barton W. Stone, ministro presbiteriano, se retiró de esa denominación
y organizó una iglesia en Cane Ridge, Condado de Bourbon, de la cual la Biblia,
sin ningunas declaraciones doctrinal es, sería la única regla de fe y el único
nombre sería Cristiana. Pocos años después el Rvdo. Alejandro Campbeu, ministro
presbiteriano de Irlanda, adoptó el principio de bautismo por inmersión y formó
una iglesia bautista, pero pronto se separó definitivamente y llamó a sus
seguidores "Discípulos de Cristo".
Tanto Stone como Campbell establecieron
muchas iglesias y en 1827 sus congregaciones se unieron formando una iglesia en
la que ambos nombres, "Discípulos" y "Cristianos", se
reconocieron. La campaña de estos dos hombres fue para unir a todos los
seguidores de Cristo en un solo cuerpo, sin otro credo que la fe en Cristo y
sin otro nombre que "Discípulos" o "Cristianos". Aceptan el
Antiguo y el Nuevo Testamento, pero solo el último como la norma para los
cristianos, sin ninguna declaración doctrinal específica. Practican únicamente
el bautismo por inmersión de los creyentes, no incluyen a los bebés, con el
concepto de que en el acto del bautismo "viene una seguridad divina de la
remisión de pecados y aceptación por Dios". Son congregacionales en su
sistema. Cada iglesia es independiente del dominio exterior, pero unidas con la
denominación para la obra misionera nacional y extranjera. Sus oficiales son
ancianos escogidos por las iglesias, pastores, diáconos y evangelistas, aunque
no reconocen ninguna diferencia entre ministros y laicos. A través de su
historia los Discípulos de Cristo han sido celosos y emprendedores en la
evangelización. Tiene alrededor de dos millones de miembros. Otra denominación
similar, también llamada "Cristianos" o "Iglesia
Cristiana", se unió con los congregacionalistas en 1931.
UNITARIOS
Las iglesias unitarias en Inglaterra y
América son los representantes modernos de los antiguos arrianos de los siglos
cuarto y quinto. Enfatizan la naturaleza humana de Jesucristo. Niegan la deidad
o divinidad de Jesucristo y no consideran al Espíritu Santo como una persona,
sino como una influencia. Afirman el ser y la unidad de Dios, pero no la
Trinidad o "tres personas en un Dios". Por lo general, se oponen a la
doctrina calvinista de la predestinación, creyendo como los meto-distas en el
libre albedrío. Consideran que la Biblia no es una autoridad en fe y conducta,
sino una valiosa colección literaria. En Estados Unidos, no aparecieron al
principio como una secta, sino como una escuela de pensamiento en las iglesias
de Nueva Inglaterra. En 1785, la Capilla del Rey en Boston, entonces
Protestante Episcopal, adoptó un credo y una liturgia omitiendo todo
reconocimiento de la Trinidad y escogió un ministro de opiniones unitarias, la
primera iglesia en Nueva Inglaterra de esa fe. En 1805 a un unitario, Enrique
Ware, lo nombraron profesor de Teología en la Universidad de Harvard; y en 1819
se estableció en la misma universidad una Escuela de Teología, la cual desde
ese tiempo ha estado bajo el dominio unitario.
El nombre "unitario" se aplicó
por primera vez al movimiento en 1815; y muy pronto muchas de las antiguas
iglesias congregacionales en Nueva Inglaterra se convirtieron en unitarias;
incluyendo la que fundaron los Peregrinos en Plymouth. En la controversia que
surgió, más de ciento veinte iglesias congregacionales acogieron las ideas
unitarias, sin cambiar de nombre. La denominación unitaria abarcó a muchos
prominentes hombres de pensamiento en Estados Unidos, sobre todo en Nueva
Inglaterra. Casi todos los poetas de Cambridge y Boston (Lowell, Longfellow,
Holmes y Bryant entre ellos) eran unitarios. Sin embargo, los unitarios no han
ganado miembros en proporción a la rama trinitaria u onodoxa del
congregacionalismo. Sus membresía tuvo un ligero incremento en la década del
sesenta y ahora cuentan con ciento sesenta siete mil personas. En su forma de
gobierno son congregacionales, cada iglesia local tiene su propio gobierno. No
tienen un credo ni confesión de fe y, como resultado, sus ministros tienen la
más amplia libertad y variedad de opiniones; algunos apenas se pueden distinguir
de los "onodoxos" y otros se van al extremo siendo librepensadores.
Aunque sus doctrinas son dudosas, los unitarios siempre han sido activos en
reformas y en todo esfuerzo de servicio social.
CIENCIA CRISTIANA
La Iglesia de la Ciencia Cristiana o de
Cristo Científica la componen quienes aceptan como autoridad las enseñanzas de
la Sra. María Baker Glover Eddy. Ella empezó a anunciar sus principios en 1867,
estableció una asociación de los de la Ciencia Cristiana en 1876 y organizó a
sus seguidores como iglesia en Boston en 1879, con ella misma como pastor. Sus
miembros eran pocos en número, pero aumentaron a miles, adorando en un
magnífico edificio que se conoce como "iglesia madre", ejerciendo
cieno dominio sobre todas las iglesias y sociedades de la denominación. La Sra.
Eddy murió en 1910 y no dejó sucesor, pero sus enseñanzas están incorporadas en
un volumen llamado "Ciencia y Salud". Las diferentes iglesias de la
Ciencia Cristiana no tienen pastores, sino que en vez de esto en cada iglesia
un "Primer Lector", que se cambia de vez en cuando, se ocupa de los
servicios. Sus doctrinas las divulgan conferenciantes nombrados por la iglesia
madre. Prácticamente es un sistema de sanar la enfermedad de la mente y del cuerpo,
que enseña que toda causa y efecto es mental y que el pecado, la enfermedad y
la muerte se destruirán mediante un entendimiento cabal del Principio Divino de
Jesús en enseñar y sanar. La cifra de miembros no está al alcance. El manual de
la iglesia prohíbe "contar la gente e informar tales estadísticas para la
publicación".
IGLESIA CANADIENSE
Durante el siglo diecisiete, los
misioneros pertenecientes a la Sociedad de Jesús convertían al catolicismo a
los indios de la tribu Hurón, en la provincia de Ontario, Canadá. Mientras
tanto, otros sacerdotes, con sus éxitos y fracasos en cuanto a la obra
religiosa y a Las .negociaciones de carácter secular, diseminaban el poder de
la iglesia de Roma en la India y las Molucas, en la China y el Japón, en el
Brasil y el Paraguay. Ya en 1626, Juan de Brebeuf fundó una misión en las
costas cubiertas de bosques de la bahía de Georgia. Estos precursores de la
religión predicaban por doquier en una región de bosques y selvas; sufrían y
luchaban con las fuerzas de la naturaleza y de la barbarie nativa o morían por
la fe que había en ellos.
Con breviario y crucifijo caminaban
lejos. Desde las costas de Nueva Escocia bañadas por las olas, hasta las
praderas del desconocido oeste; desde la región de la bahía de Hudson hasta la
desembocadura del Mississippi, las figuras vestidas de negro pasaban en
sucesión. Perseveraban en su misión "para la gloria de Dios" y por el
progreso de la Orden y la Nueva Francia, hasta que, como Bancroft, el
historiador, lo expone: "No se rodeaba un cabo ni se entraba a un río sin
que un jesuita iniciase el camino." Así como en la parte de Norteamérica,
que hoyes Estados Unidos, también en Canadá los católico-romanos fueron los
primeros en establecer iglesias. Los colonos franceses llevaron consigo la antigua
religión así como el antiguo idioma y todavía hoy día se adhieren a ambos. En
Quebec, especialmente, la iglesia católica guió, modificó y dominó las
instituciones de la provincia, los hábitos y las costumbres de la raza
francesa, la moral, la política y la lealtad del pueblo. El censo religioso en
la década del sesenta indicó que en una población total de diecinueve millones
había más de ocho millones de católicos, con cuatro millones seiscientos
treinta y cinco mil en Quebec solamente y más de un millón ochocientos setenta
y tres mil en Ontario. Al principio, la Iglesia de Inglaterra, también llamada
la Iglesia Anglicana, constituía una fuerza dominante en todas las provincias
inglesas. Constituía una influencia por la lealtad a la Corona, por la educación
en el amor a las instituciones inglesas y por la observancia de la ley mediante
una clase leal al gobierno, por la devoción a la política de los primeros
gobernantes británicos. Ocupaba un lugar elevado en el gobierno de todas las
provincias; asumía una posición enérgica en cuestiones de educación y hacía
mucho, en cooperación con otras denominaciones, para establecer las actividades
religiosas del Occidente. La Iglesia Anglicana en el Canadá tiene más de dos
millones cuatrocientos mil miembros, con un millón ciento diecisiete mil
novecientos en Ontario y trescientos sesenta y siete mil en Columbia Británica.
En las diferentes divisiones de la
Iglesia Cristiana en Canadá, las controversias del Viejo Mundo se reproducían
con más o menos fidelidad. La Iglesia de Inglaterra disputaba sobre formas y
ceremonias que practicaban la Alta y la Baja Iglesia tal como lo hacía en
Inglaterra. El metodismo se dividió en la Iglesia Metodista Primitiva, la
Iglesia Cristiana Bíblica y la Iglesia Metodista Wesleyana, mientras que su
afiliación estadounidense y posición canadiense trajo como resultado el
surgimiento de la nueva Iglesia Metodista Episcopal y la Nueva Conexión
Metodista. El presbiterianismo tenía su Iglesia de Escocia en el Canadá, su
Sínodo de Iglesia Libre, su Iglesia Presbiteriana de las Provincias Bajas, su
Iglesia Presbiteriana Unida, su Iglesia Presbiteriana del Canadá. No obstante,
si las denominaciones participaban de las sombrías diferencias de pensamiento y
credo venidas del Viejo Mundo, también participaban inmensa y benéficamente de
las recompensas de carácter financiero de las iglesias británicas y de las
grandes sociedades misioneras; mientras que la Iglesia de Inglaterra en Canadá
recibía grandes sumas del Parlamento británico. Las diferentes iglesias
metodistas recibían grandes ayudas por fondos de Londres y sus primeros
misioneros se sostuvieron casi por completo de esa fuente. Lo mismo sucedía con
las denominaciones presbiterianas y la bien conocida Sociedad Colonial de
Glasgow y su obra práctica entre 1825 y 1840.
En 1925, los metodistas, los
congregacionalistas y parte de los presbiterianos se unieron para formar la
Iglesia Unida del Canadá, contando en la década del setenta con cerca de tres
millones setecientos mil miembros, de ellos más de un millón y medio están en
la provincia de Ontario solamente. Muchas iglesias presbiterianas se negaron a
la unión y la Iglesia Presbiteriana en el Canadá siguió adelante. En esta misma
época contaba con más de ochocientos mil miembros. Los bautistas, luteranos y
otras iglesias protestantes siempre ejercieron una gran influencia en los
asuntos públicos. La cuestión pública en la cual la fuerte denominación
bautista de las Provincias Marítimas estaba interesada era en la educación
secular.
La población bautista tenía unos seiscientos
mil miembros, con más de doscientos cincuenta mil en Ontario y alrededor de
doscientos mil en las provincias de Nueva Brunswick y Nueva Escocia. Los
luteranos contaban con alrededor de seiscientos sesenta y tres mil miembros, la
mayoría de ellos en Ontario y Saskatchewan. La interesante pero problemática
secta conocida como los doukhobors, que vinieron de Rusia a principios del
siglo veinte, está en su mayoría establecida en Saskatchewan y Colombia
Británica, con unos cuantos en Alberta y Manitoba. Son pocos en número,
pacíficos, no progresistas, no se preocupan mucho por la educación y se niegan
a ir a la guerra. En Canadá también había en la década del setenta más de
ciento cincuenta y dos mil menonitas.