SEXTO PERIODO GENERAL: LA IGLESIA MODERNA:(DESDE LA GUERRA DE LOS 30 AÑOS HASTA LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL (1648 – 1945)

MOVIMIENTO PURITANO

En nuestro estudio del período moderno, los últimos dos siglos y medio, nuestra atención se dirigirá especialmente a las iglesias que surgieron de la Reforma. La Iglesia Católica Romana ha seguido su propio camino, aparte por completo del mundo protestante y está fuera de nuestro horizonte. Nuestro propósito será trazar de forma breve ciertos movimientos importantes que, desde la Reforma, influyeron sobre todo en países protestantes como Inglaterra, Alemania septentrional y Estados Unidos. Poco después de la Reforma tres diferentes grupos aparecieron en la Iglesia Inglesa: el elemento romanista, que buscaba amistad y nueva unión con Roma; el anglicano, que estaba satisfecho con las reformas moderadas llevadas a cabo bajo el rey Enrique VIII y la reina Isabel; y el grupo radical protestante que anhelaba una iglesia igual a las establecidas en Ginebra y Escocia. Este último grupo llegó a conocerse como "puritanos" (alrededor de 1654). Se oponían con tanta fuerza al sistema anglicano bajo la reina Isabel, que muchos de sus líderes fueron al destierro. Los puritanos también tenían una división interna de dos elementos: los que favorecían la forma presbiteriana y los que buscaban la independencia de cada sociedad local, conocidos como "independientes" o "congregacionalistas", que eran el elemento más radical. Sin embargo, hasta entonces, todos estos grupos permanecían como miembros de la Iglesia Inglesa.
En la lucha entre Carlos I y el Parlamento, los puritanos fueron los campeones de los derechos populares. Al principio el grupo presbiteriano llegó a dominar. Por orden del Parlamento, una asamblea de ministros puritanos celebrada en Westminster, en 1643, preparó la Confesión de Westminster y los dos catecismos, considerados por tanto tiempo como los ideales presbiterianos y congregacionalistas. Durante el gobierno de Oliver Cromwell (1653-1658) triunfó el elemento independiente o congregacionalista. Con Carlos II (1659-1685) los anglicanos asumieron otra vez el poder y se persiguieron a los puritanos por no conformistas. Después de la Revolución de 1688, se reconocieron como disidentes de la Iglesia de Inglaterra y obtuvieron derechos como organizaciones separadas, fuera por completo de la iglesia establecida. Del movimiento puritano surgieron tres iglesias: presbiteriana, congregacionalista y bautista.

EL MOVIMIENTO WESLAYANO

En la primera mitad del siglo dieciocho, las iglesias de Inglaterra, la oficial y la disidente, cayeron en un estado de decadencia. Los servicios religiosos eran formalistas y fríos, con una creencia intelectual y una falta de poder moral sobre el pueblo. Un grupo de predicadores sinceros, dirigidos por los hermanos Juan y Carlos Wesley y Jorge Whitefield, despertaron a Inglaterra de ese estado. De estos, Whitefield era el más poderoso predicador. Conmovía el corazón de miles de personas, tanto en Inglaterra como en Estados Unidos. Carlos Wesley era el poeta sagrado, cuyos himnos han enriquecido toda colección desde su día, pero Juan Wesley fue sin duda alguna el indiscutible líder y estadista del movimiento. A los treinta y cinco años de edad, mientras desempeñaba las funciones de clérigo anglicano, Juan Wesley halló la realidad de una religión espiritual entre los moravos, un cuerpo de disidentes de la Iglesia Luterana.
En 1739 empezó a predicar "el testimonio del Espíritu" como un conocimiento interno personal y formó sociedades con los que aceptaban sus enseñanzas. Al principio estas sociedades las dirigían líderes de clases, pero más tarde Wesley convocó un cuerpo de predicadores laicos para que llevaran sus doctrinas y relataran su experiencia en todo lugar en la Gran Bretaña y en las colonias estadounidenses. A sus seguidores muy pronto se les llamó "metodistas" y Wesley aceptó el nombre. En Inglaterra se les conoció corno "metodistas wesleyanos" y antes de su muerte constituían muchos millares.
Aunque por muchos años sufrió violenta oposición en la Iglesia de Inglaterra y no se le permitía predicar en sus púlpitos, Wesley afirmó ser miembro fiel, considerando su sociedad no corno una denominación separada, sino una organización dentro de la Iglesia Inglesa. Sin embargo, después de la revolución estadounidense en 1784, organizó a los metodistas en Estados Unidos, que en ese tiempo eran catorce mil, en una iglesia separada según el plan episcopal y les puso "superintendentes", título que prefería al de "obispo". Sin embargo, pronto en Estados Unidos se prefirió el nombre de obispo y se generalizó.
El movimiento wesleyano despertó a un nuevo poder la vida cristiana entre clérigos y disidentes. También condujo a la creación de iglesias metodistas bajo formas variadas de organización en muchos países. En el continente americano, al principio del siglo veinte, los miembros en lista de los metodistas ascendían a más de seis millones. Ningún líder en la iglesia cristiana ha obtenido tantos seguidores personales corno Juan Wesley. La Reforma estableció el derecho del juicio privado en cuanto a la religión y la Biblia, aparte de la autoridad sacerdotal o de la iglesia. Un resultado inevitable se obtuvo. Mientras algunos pensadores aceptaron las ideas antiguas de la Biblia corno un libro sobrenatural, otros empezaron a considerar la razón corno la autoridad suprema y a demandar una interpretación racional y no sobrenatural de la Escritura. A los estudiantes que seguían la razón en detrimento de lo sobrenatural se les llamó "racionalistas".
Los gérmenes del racionalismo existían en Inglaterra y Alemania desde principios del siglo dieciocho, pero su actividad corno un movimiento distinto en la iglesia empezó con Johann Semler (1725-1791), quien reclamaba que sin pruebas no debía aceptarse ninguna cosa recibida de la tradición, que la Biblia debía juzgarse por la misma crítica que se le aplicaba a los escritos antiguos, que todo registro de milagros debía desacreditarse y que Jesús era únicamente un hombre y no un ser divino.

EL MOVIMIENTO RACIONALISTA

El espíritu racionalista creció hasta que a casi todas las universidades de Alemania las dominó el racionalismo. Esto llegó a su apogeo con la publicación de La vida de Jesús, por Friedrich Strauss en 1835, procurando demostrar que el relato de los Evangelios eran "mitos" o leyendas. Esta obra la tradujo George Eliot (Mary Ann Evans) en 1846 y obtuvo amplia circulación en Inglaterra y en Estados Unidos. Los tres grandes líderes que en el siglo diecinueve tomaron la corriente del pensamiento de lo racional a lo ortodoxo fueron Schleiermacher (1768-1834), a quien con justicia se le ha llamado "el más grande teólogo del siglo diecinueve"; Neander (1789-1850); y Tboluck (1790-1877).
La erudición racionalista despertó un nuevo espíritu de investigación, llamando a muchos teólogos e intérpretes bíblicos a salir en defensa de la verdad. De esta manera permitió que el contenido de la Biblia y las doctrinas del cristianismo se estudiasen ampliamente y se entendieran con más inteligencia. Por ejemplo, la vida de Cristo nunca se había escrito con erudición hasta la publicación del libro de Strauss en 1835. Ahora las grandes obras profundas sobre el tema pueden contarse por miles. El racionalismo, que amenazó con derribar al cristianismo, le provocó que aumentara su fuerza.

MOVIMIENTO ANGLO CATÓLICO

Alrededor de 1875 surgió una tendencia en la Iglesia de Inglaterra que levantó fuerte controversia y, en sus variados aspectos, recibió diferentes nombres. Por su propósito, le llamaron "movimiento anglo católico"; debido a la universidad donde surgió le llamaron "Movimiento de Oxford"; por su crecimiento, mediante la publicación de noventa tratados numerados por diferentes escritores que expusieron sus ideas, recibió el nombre de "tractarianismo"; y por uno de sus principales exponentes le llamaban, sobre todo sus oponentes, "movimiento puseyista" o "puseyismo".
Se trataba de un esfuerzo por separar a la Iglesia de Inglaterra del protestantismo y restaurada a las doctrinas y prácticas de los primeros siglos cuando la iglesia cristiana era una y no necesitaba reforma. Los líderes del movimiento fecharon su principio con la publicación en 1827 del Año cristiano, de Juan Keble, una serie de poemas que despertaron un nuevo interés en la iglesia. El verdadero principio, sin embargo, fue un sermón que Keble predicó en julio de 1833, en Santa María, Oxford, sobre “apostasía nacional”. Enseguida empezó a aparecer una serie de interesantes "Tratados de actualidad" sobre la forma de gobierno, doctrinas y adoración de la iglesia inglesa, Y continuaron desde 1833 hasta 1841. Aunque Keble inspiró el movimiento y simpatizaba por completo con el mismo, su líder fue Juan Enrique Newman, quien escribió muchos de los "Tratados de actualidad", y cuyos sermones desde el púlpito de Santa María eran la presentación popular de la causa. Otro de sus defensores fue el muy capaz erudito y profundamente religioso canónigo Eduardo B. Pusey. Millares de prominentes clérigos y laicos de la Iglesia de Inglaterra apoyaron activamente el movimiento. A sus líderes se les acusó de romanistas en espíritu y propósito, pero el propósito general era fortalecer el poder de la iglesia y elevar sus ideales. Debido a que el espíritu del movimiento era desacreditar la Reforma y animar el anglo-catolicismo, tenía una tendencia inevitable hacia Roma; y en 1845, su gran líder, Newman, siguió la lógica de sus convicciones e ingresó en la Iglesia Católica Romana. Su separación causó gran conmoción, pero no detuvo la corriente anglo católica.

MOVIMIENTO MISIONERO MODERNO

Durante mil años, desde los días de los apóstoles, el cristianismo fue una institución activa en la obra misionera. En los primeros cuatro siglos de su historia la iglesia convirtió el Imperio Romano al cristianismo. Después sus misioneros se encontraron con las huestes de los bárbaros que avanzaban y los conquistaron antes de que ellos conquistaran al Imperio Occidental. Pasado el siglo décimo, la iglesia y el estado, el papa y el emperador, estaban en lucha por el dominio supremo y el espíritu misionero decayó, aunque nunca se perdió por completo. A la Reforma le interesaba más trabajar en la purificación y organización de la iglesia, antes que en su extensión. Hemos visto que en la última época de la Reforma se dio el primer paso para cristianizar al mundo pagano, no por los protestantes, sino por los católico-romanos, bajo Francisco Javier. A principios de 1732, los moravos empezaron a establecer misiones extranjeras enviando a Hans Egede a Groenlandia y de inmediato la misma iglesia comenzó a trabajar entre los indios de Estados Unidos, entre los negros de las Indias Occidentales y en los países orientales. En proporción a su pequeño número de miembros en su país, ninguna otra denominación ha sostenido tantas misiones como la Iglesia Morava a través de toda su historia.
El fundador de las misiones modernas de Inglaterra fue Guillermo Carey. Trabajó como zapatero, fue autodidacto y llegó a ser ministro bautista en 1789. Frente a una fuerte oposición empezó a insistir en el envío de misioneros al mundo pagano. Un sermón que predicó en 1792, bajo dos títulos:
(1) "Emprended grandes cosas para Dios" y:
(2) "Esperad grandes cosas de Dios",
Condujo a la organización de la Sociedad Misionera Bautista y al envío de Carey a la India. La Compañía (inglesa) de las Indias Orientales, que entonces gobernaba la India, no le permitió desembarcar, pero halló cabida en Serampore, una colonia danesa cerca de Calcuta. A pesar de que no recibiera educación en su juventud, llegó a ser uno de los principales eruditos del mundo en el sánscrito y otras lenguas orientales. Sus gramáticas y diccionarios aún se usan.
Desde 1800 a 1830 fue profesor de literatura oriental en la universidad de Fort William, Calcuta. Murió en 1834 reverenciado por todo el mundo como padre de un gran movimiento misionero. La empresa misionera en Estados Unidos recibió su primera inspiración de la famosa "reunión de oración" llevada a cabo en la universidad Williams, Massachusetts, en 1811. Un grupo de estudiantes se reunió en un campo para orar sobre el tema de misiones. Se desató una tempestad y se refugiaron bajo una parva de heno en el campo, y allí consagraron sus vidas a la obra de Cristo en el mundo pagano. De esta reunión surgió la Junta Americana de Comisionados para Misiones Extranjeras, que al principio era interdenominacional, pero como otras iglesias formaron sus sociedades propias, pronto llegó a ser la empresa de las iglesias congregacionalistas.
La Junta Americana envió cuatro misioneros, dos de ellos, Newell y Hale, fueron a la India. Los otros, Hudson y Rice, en su viaje al Lejano Oriente, cambiaron de ideas acerca del bautismo y renunciaron a la Junta Americana. Su acción resultó en la formación de la Sociedad Misionera Bautista Americana, y Hudson y Rice comenzaron la obra en Birmania. Este ejemplo de congregacionalistas y bautistas lo siguieron otras denominaciones, y antes que pasasen muchos años, cada iglesia tenía su propia junta y sus propios misioneros. En la época actual, desde principios del siglo veinte, casi ningún país de la tierra está sin el evangelio. Escuelas cristianas, universidades, hospitales, orfanatorios y otras instituciones filantrópicas se encuentran por todo el mundo pagano, y las entradas anuales de las diferentes juntas ascienden a muchos millones. La característica más prominente en la iglesia de hoy, en la Gran Bretaña y Estados Unidos, es su profundo y amplio interés en las misiones extranjeras.

LIDERES DEL PERIODO MODERNO

De los muchos grandes hombres que se han levantado en los últimos tres siglos, es difícil mencionar los principales en pensamiento y actividad cristiana. Los siguientes pueden señalarse como hombres representativos en los movimientos de sus tiempos.
RICARDO HOOKER (1553-1600) escribió la obra más famosa y de mayor influencia en la constitución de la Iglesia de Inglaterra. Nació de padres pobres, obtuvo ayuda en su educación en la Universidad de Oxford, donde obtuvo gran conocimiento en diferentes aspectos y lo nombraron en sucesión, tutor, socio y conferenciante. Lo ordenaron en 1582 y por un tiempo fue pastor asociado en Londres con un elocuente puritano, siendo Hooker de ideas anglicanas. Sus controversias en el púlpito finalmente condujeron a Hooker a buscar una parroquia rural donde pudiese tener tiempo para estudiar. Su gran obra fue Las leyes del gobierno eclesiástico, en ocho tomos. Se trata de la presentación más hábil del sistema episcopal publicado y de la cual la mayoría de los escritores desde su día han tomado sus argumentos. Sin embargo, es liberal en su actitud hacia las iglesias no episcopales y en particular libres de un espíritu implacable de controversia. Hooker solo contaba con cuarenta y seis años cuando murió.
TOMÁS CARTWRIGHT (1535-1603) puede considerarse el fundador del puritanismo, aunque no el más grande de sus partidarios. Ese honor pertenece a Oliver Cromwell, cuya gesta, sin embargo, está en la historia del estado y no en la iglesia. Cartwright llegó a ser profesor de teología en la Universidad de Cambridge en 1569, pero perdió su posición al siguiente año debido a que sus opiniones publicadas desagradaron a la reina Isabel y a los principales obispos. Abogaba en favor de la idea de que las Escrituras no solo contienen la regla de fe y doctrina, sino también del gobierno de la iglesia; que la iglesia debía ser presbiteriana en su sistema; que no solamente debía ser independiente del estado, sino prácticamente suprema sobre el estado. Era tan intolerante como los altos eclesiásticos en demandar uniformidad en la religión, a fin de que lo pusiese en vigor la autoridad civil, con tal que la iglesia fuese presbiteriana y su doctrina la de Juan Calvino. Por unos cuarenta años Cartwright fue pastor en las islas de Guernsey y Jersey, donde estableció iglesias de su propia creencia. Sin embargo, desde 1573 a 1592 estuvo la mayor parte del tiempo en prisión o en el exilio en Europa. Parece que los últimos nueve años de su vida los pasó en retiro. Más tarde, sus ideas llegaron a imperar en la Cámara de los Comunes, mientras que el prelado dominaba en la Cámara de los Lores, y la lucha entre los partidos al fin culminó en la guerra civil y el gobierno de Cromwell.
A JONATÁN EDWARDS (1703-1758) se le considera el primero de los estadounidenses en metafísica y teología, y el más grande teólogo del siglo dieciocho en ambos lados del Atlántico. En él se combinaban la lógica más aguda, el ardor más intenso en la investigación teológica y un piadoso fervor espiritual. Desde su tierna juventud fue precoz. Se graduó de la universidad de Yale a los dieciocho años de edad, habiendo leído extensamente la literatura filosófica de épocas pasadas y de su propio tiempo. En 1727 llegó a ser pastor asociado con su abuelo en la Iglesia Congregacional en Northampton y pronto se distinguió como un ardiente defensor de una sincera vida espiritual. Desde su púlpito salió el Gran Despertamiento, un avivamiento que se esparció por las Trece Colonias. Su oposición al "Convenio a Medias" que entonces era aceptado casi universalmente en Nueva Inglaterra (por el cual la gente se admitía como miembro de la iglesia sin un carácter religioso definido) levantó un sentimiento de malestar en su contra y condujo a su expulsión de la iglesia en 1750. Durante ocho años fue misionero a los indios. En este período de retiro escribió su monumental obra sobre El libre albedrío, que desde su tiempo ha sido el libro de texto del calvinismo en Nueva Inglaterra. En 1758 lo nombraron presidente de la universidad de Princeton, pero después de unas semanas de servicio murió a los cincuenta y cinco años de edad.
JUAN WESLEY nació en Epworth, al norte de Inglaterra, en el mismo año que Jonatán Edwards nació en América, 1703, pero le sobrevivió un tercio de siglo hasta 1791. Su padre fue durante cuarenta años párroco de la Iglesia de Inglaterra en Epworth. Sin embargo, Juan Wesley debió más a su madre, Susanna Wesley, descendiente de ministros puritanos o no conformistas. Susanna no fue solo madre, sino también maestra de dieciocho hijos. En 1724, Wesley se graduó de la universidad de Oxford, lo ordenaron en la Iglesia de Inglaterra y fue por unos años miembro de la Facultad de Lincoln. Durante este tiempo se asoció con un grupo de estudiantes de Oxford que aspiraban a una vida santa al que se les llamaba burlonamente "Club Santo" y más tarde "metodistas" por su manera de vivir. Este último, fue un nombre que años más tarde se hizo permanente para los seguidores de Wesley.
En 1735 Wesley y su hermano menor, Carlos, fueron como misioneros a la nueva colonia de Georgia. Sus labores no tuvieron mucho éxito y regresaron a Inglaterra después de dos años. Sin embargo, en ambos este período fue poderoso en sus resultados, pues en ese tiempo conocieron un grupo de moravos, seguidores del conde Zinzendorf, y de ellos obtuvieron el conocimiento experimental de una vida espiritual. Hasta esta época el ministerio de Juan Wesley había sido un fracaso, pero desde entonces en adelante ningún ministro en Inglaterra, excepto Jorge Whitefield, despertaba en todas partes un interés tan grande. Wesley viajaba a caballo por toda Inglaterra e Irlanda predicando, organizando sociedades y dirigiéndolas a través de su larga vida, que duró casi hasta el fin del siglo dieciocho. De sus labores no solo surgió el cuerpo wesleyano en la Gran Bretaña bajo varias formas de organización, sino también las iglesias metodistas de Estados Unidos y de todo el mundo, contando entre sus miembros muchos millones. Murió en 1791 a los ochenta y ocho años de edad.
JUAN ENRIQUE NEWMAN (1801-1890) por la habilidad y el brillante estilo de sus escritos, la claridad de sus ideas, el fervor de su predicación y, sobre todo por un raro atractivo personal, fue el líder del movimiento anglo católico del siglo diecinueve.
En 1820, recibió su título de la universidad Trinity, Oxford. En 1824, lo nombraron miembro de la Facultad de Ariel con los honores más altos. La Iglesia Inglesa lo ordenó y en 1828 lo nombraron vicario de la iglesia universitaria de Santa María, donde sus sermones le permitieron tener una influencia dominante sobre los hombres de Oxford por toda una generación. Aunque el movimiento de Oxford lo inició Keble, su verdadero líder fue Newman. Escribió veintinueve de sus noventa tratados e inspiró la mayoría de los restantes. En 1843, renunció a Santa María y se retiró a una iglesia en Littlemore. En parte, esto se debió a que el movimiento no tenía el apoyo de las autoridades en la universidad ni de los principales obispos de la iglesia, aunque en realidad fue porque sus propias ideas sufrieron un cambio. Vivió en retiro durante tres años hasta 1845, cuando lo recibieron en la Iglesia Católica Romana. Después de este cambio de relaciones eclesiásticas vivió cuarenta y cinco años, la mayor parte del tiempo en Birmingham, con menos prominencia que antes, pero aún querido por sus antiguos amigos. Sus escritos fueron muchos, pero los que más circularon fueron sus tratados y varios volúmenes de sermones. En 1864 publicó un libro titulado Apología pro Vita Sua, relato de su propia vida religiosa y su cambio de opiniones con el que demostró su completa sinceridad y aumentó el respeto que ya muchos sentían por él, excepto algunos mordaces opositores. En 1879 lo nombran cardenal y muere en Birmingham en 1890. Ningún clérigo ni ninguna denominación en este siglo superaron a Newman en su influencia.

LA IGLESIA EN EL SIGLO XX

La iglesia de este siglo enfrentó graves problemas tanto en el campo social como eclesial. La guerra, en las dos mayores así como en conflictos menores, confrontó a la iglesia con la actitud que debía tener hacia ella. En la Primera Guerra Mundial la tendencia de la iglesia fue considerar el conflicto como una guerra santa para Dios y la nación, y fue más allá de una misión de misericordia para santificar la guerra al reclutar, vender bonos de guerra y garantizarles el cielo a los muertos en batalla. En la Segunda Guerra Mundial la iglesia se opuso a cualquier insultante llamado, secundó las objeciones de conciencia, oró por los cristianos hermanos en ambos lados del frente y llena de misericordia se comprometió y ayudó en la reconstrucción de la posguerra. Las relaciones raciales constituyeron otro problema apremiante en países como Sudáfrica con su sistema Apartheid de comunidades de segregación racial y Estados Unidos con su problema del negro. Este asunto surgió por primera vez durante la Guerra Civil que terminó con la esclavitud, pero que no le dio al negro un lugar en la sociedad equivalente al del hombre blanco.
Con la emigración en masa de negros del sur a ciudades del norte, esto se convirtió en un problema nacional. Gran parte del progreso se encaminó hacia la meta de integración en las fuerzas armadas, la educación y las oportunidades económicas, pero los grandes desafíos los enfrenta la nación y la iglesia en las zonas urbanas deprimidas. Buena educación, oportunidades para mejores casas y empleos tienen que hacerse realidad. En todo esto la iglesia puede también tomar conciencia de la nación sin convertirse en parte del orden social. Asimismo, este problema está íntimamente vinculado en el extranjero con la cuestión de la justicia económica a medida que el viejo imperialismo desaparece y surgen nuevas naciones por los resultados. Aquí de nuevo la iglesia puede ayudar a declarar principios con los que guiará la conciencia de los líderes. El sistema alternativo de comunismo, que llegó a dominar un tercio de las personas del mundo, ofrecía un falso programa de justicia económica impuesta a gran costo en vidas y libertad. En su lugar, Occidente puede ayudar a esas nuevas naciones a progresar sin el costo de la vida y la libertad. Serán necesarias estudiar las normas de la iglesia, la Biblia, la oración, las palabras desde el púlpito y la práctica cristiana personal como ciudadanos.
La disolución de un simple liberalismo teológico con sus enseñanzas de un Cristo humano como un ejemplo para el comportamiento ético de los hombres que no son pecadores y que podrían encontrar un orden perfecto se aceleró con el problema de la depresión y las dos guerras mundiales. En su lugar surgieron un pujante evangelismo y la neo-ortodoxia. Al principio el fundamentalismo fue negativo en su reacción contra un liberalismo que defendió la evolución y la crítica bíblica. Esto se puso en evidencia en el enjuiciamiento de Scopes en 1925 y juicios heréticos en varias denominaciones. A partir de la Segunda Guerra Mundial emergió un evangelismo que es más positivo en su concepto de la verdad. Institutos bíblicos, como Moody, universidades, tales como Wheaton, y seminarios cristianos, tales como Fuller y Dalias, los fundaron líderes cristianos preparados y comprometidos con la doctrina y práctica evangélica en todas las esferas de la vida.
El orden social bíblico, así como la proclamación del evangelio, captaron la atención de la revista Christianity Today, el evangelista Billy Graham y la Asociación Nacional de Evangélicos. La guerra y la depresión hicieron escarmentar a muchos liberales que abrazaron la neo-ortodoxia según la proclamaban Karl Barth Y sus sucesores. Aunque retenían las ideas de la crítica bíblica, admitían la universalidad del pecado y la necesidad del hombre de enfrentar y responder a un Dios santo que lo puede limpiar. A diferencia de los antiguos liberales que opinaban que la Biblia contenía la Palabra de Dios y los evangélicos que dicen que es la Palabra de Dios, esta gente dice que se convierte en la Palabra de Dios por la acción del Espíritu Santo. La neo-ortodoxia, excepto por hombres como Reinhold Niebuhr, no se enfrenta a los problemas actuales.
Los vientos de cambio soplaron incluso sobre el monolítico mono-polio de salvación colectiva que proclamaba la Iglesia Católica Romana. Durante los pontificados de Pío XI y XII hasta 1958, la iglesia adoptó una firme postura contra el comunismo, al que veía como una amenaza de su seguridad, que trató de usar a Occidente, incluso esta-dos totalitarios como Alemania e Italia, como baluarte contra el comunismo. La estrategia bajo Juan XXIII y Pablo VI se inclinó a moderar las declaraciones anticomunistas y a una limitada coexistencia y cooperación, tal como en Polonia. También hay una actitud de mayor cooperación hacia las iglesias protestante y ortodoxa. En el Concilio Vaticano II (1963), Juan XXIII enfatizó el aggiornamento o la puesta al día de la iglesia. Debe observarse, sin embargo, que esto no afectó ningún dogma ni método esencial de la iglesia, sino que solo puso la misa en lengua vernácula, permitió la lectura de la Biblia y el diálogo entre las iglesias a través de las vías ecuménicas. Los resultados de este concilio ecuménico aún están por verse.
La tendencia a la unión trajo como resultado la cooperación interdenominacional en grupos tales como la Sociedad Bíblica Americana, Sociedad de Esfuerzo Cristiano, Juventud para Cristo Internacional y otros. La reunión orgánica de grupos similares trajo como resultado, por ejemplo, la iglesia metodista que se formó en 1939 de la unión de metodistas del norte y del sur y de grupos distintos de algunos presbiterianos, metodistas y congregacionalistas para formar la Iglesia Unida del Canadá en 1925. El mayor empuje, sin embargo, fue de las confederaciones de grupos similares en organismos tales como la Conferencia de Lambeth de los anglicanos, desde 1867, y de diferentes denominaciones en el Concilio Nacional de Iglesias en 1948, en Amsterdam. Los homólogos evangélicos han tenido la Asociación Nacional de Evangélicos en 1943 y el Compañerismo Evangélico Mundial en 1951. Uno espera que todos estos no quieran ser una simple organización, sino que la pureza de doctrina, el compañerismo cristiano en el Señor y el servicio amoroso sea lo más importante.

IGLESIAS CRISTIANAS EN NORTEAMÉRICA

LA IGLESIA CATÓLICA ROMANA

En la actualidad, en Estados Unidos hay al menos doscientas sesenta y cinco denominaciones religiosas con más de trescientas veinticinco mil iglesias. La membresía global de varias denominaciones es aproximadamente de ciento veinticinco millones. De estas solo se pueden destacar las que parecen ser mayores e importantes, y será de manera somera. Las tomamos en el orden de su establecimiento en Estados Unidos. Como España, Portugal y Francia, naciones católico-romanas, realizaron las primeras expediciones al Nuevo Mundo con el fin de descubrir, conquistar y colonizar, la primera iglesia establecida en el Continente Occidental, tanto en América del Sur como América del Norte, fue la Iglesia Católica Romana. La historia de esa iglesia en América empieza en 1494, cuando Colón en su segundo viaje llevó consigo doce sacerdotes para la conversión de las razas nativas. Dondequiera que iban los españoles, para establecerse o para conquistar, los acompañaban sus clérigos, quienes establecían su sistema religioso. Las primeras iglesias de Estados Unidos se establecieron en San Agustín, Florida, en 1565 y en Santa Fe, Nuevo México, como en el año 1600. El método español era esclavizar a los nativos, obligarles a convertirse y forzarles a construir templos y monasterios semejantes a los de España. Algunos de sus antiguos edificios de misiones, estructuras sólidas, ahora desmanteladas y desiertas, aún pueden verse en Tejas y California. En el siglo dieciocho y como resultado de la ocupación de los españoles, la Iglesia Católica Romana dominaba por completo el territorio de Florida a California. Sin embargo, esta vasta extensión estaba escasamente poblada, pues los españoles, aunque muy buenos en la conquista, eran lentos para colonizar.
Poco después del dominio español del sur, vino la ocupación francesa del norte, en el río San Lorenzo, en la "Nueva Francia" o Canadá. Quebec se estableció en 1608, Montreal en 1644; y por un tiempo los inmigrantes franceses fueron pocos. En 1663, la población francesa del Canadá solo contaba con dos mil quinientas personas. Pero poco después los colonizadores empezaron a venir con rapidez y el registro de nacimientos en América del Norte fue mucho más elevado que el de Francia; de manera que toda la región del río San Lorenzo, desde los Grandes Lagos hasta el Océano Atlántico, pronto la poseyeron franceses católicos, en su mayoría analfabetos, y mucho más sumisos a sus sacerdotes que sus compañeros católicos de Francia.
En Canadá se hizo un gran esfuerzo por convertir a los indios a la fe católica, y el mundo no tiene anales más heroicos y abnegados que los de los jesuitas en las colonias francesas. Sus métodos estaban en marcado contraste con los de Hispanoamérica. Ganaban la amistad de los indios por su amabilidad y su obra abnegada. A mediados del siglo dieciocho, todo el territorio del gran noroeste más allá de los montes Alleghenies, estaba bajo la influencia francesa; España gobernaba el sudoeste; y sobre ambas posesiones la Iglesia Católica Romana era suprema, mientras que solo una estrecha franja de la costa del Atlántico era protestante bajo las colonias inglesas. Todo pronóstico para el futuro señalaría a los católicos como destinados a gobernar todo el continente. Sin embargo, la conquista británica del Canadá en 1759, y más tarde la adquisición de Luisiana y Tejas a Estados Unidos, alteró el equilibrio de poder en Norteamérica, del catolicismo al protestantismo. Las colonias inglesas en la costa del Atlántico eran protestantes, excepto los colonizadores en Maryland, en 1634, que eran católicos ingleses, cuyo culto estaba prohibido en su propio país. Aun en el Nuevo Mundo podían obtener permiso constitucional solo concediendo libertad a toda religión; y pronto, debido a que la mayoría de los colonos eran protestantes, el culto romano se prohibió, aunque después se volvió a permitir. No fue sino en 1790 que un obispo católico-romano se consagró para Maryland, el primero en Estados Unidos. Para ese tiempo la población católica en este país se calculaba en cincuenta mil personas.
Alrededor de 1845, Estados Unidos comenzó a recibir una gran corriente de inmigrantes de Europa. Al principio era en su mayoría católica procedente sobre todo de condados muy católicos en Irlanda. Más tarde, a estos se les agregaron otros millones del sur de Alemania y aun más tarde muchos de Italia. Del aumento natural por nacimiento, por inmigración y por una cuidadosa supervisión sacerdotal, la Iglesia Católica Romana en Estados Unidos hizo grandes progresos hasta que ahora la población católica alcanza a unos cuarenta y seis millones o alrededor de un tercio del número de comulgantes en todas las iglesias protestantes juntas. Como parte de la iglesia romana mundial, los católicos estadounidenses están bajo el gobierno papal. La nación se divide en ciento diez diócesis, cada una tiene su obispo nombrado por el papa, a quien el clero ofrece candidatos, que pueden aceptarse o rechazarse. Las diócesis están unidas en veinticuatro archidiócesis, cada una bajo un arzobispo; y sobre todas estas presiden seis cardenales, también nombrados por Roma.

LA IGLESIA PROTESTANTE EPISCOPAL

La Iglesia de Inglaterra fue la primera religión protestante establecida en Estados Unidos. En 1579, Sir Francis Drake ofició un servicio religioso en California y en 1587 varios clérigos acompañaron la desafortunada expedición de Sir Walter Raleigh. La entrada permanente de la iglesia inglesa fue en 1607, con la primera colonia inglesa en Jamestown, Virginia. La Iglesia de Inglaterra fue la única forma de adoración reconocida en el período primitivo en Virginia y otras colonias del sur. Cuando en 1664 Nueva York, colonizada por los holandeses, pasó a ser territorio inglés, se estableció la Iglesia de Inglaterra y pronto llegó a ser iglesia oficial de la colonia, aunque no se prohibían otras formas protestantes. En 1697 se constituyó la parroquia de la Trinidad en Nueva York y en 1695 la Iglesia de Cristo en Filadelfia.
En su ordenación, a cada clérigo de esta iglesia se le exigía un juramento de lealtad a la corona británica y como resultado natural casi todos eran leales (llamados "tories") en la Guerra de Independencia. Muchos de los clérigos episcopales evacuaron el país y al final de la guerra era difícil suplir las parroquias vacantes porque el requisito de lealtad a Gran Bretaña ya no podía efectuarse; y por la misma razón no podían consagrarse obispos. En 1784, el Rvdo. Samuel Seabury, de Connecticut, recibió consagración de obispos escoceses, que no re-querían el juramento de lealtad, y en 1787 el arzobispo de Canterbury consagró a los doctores Guillermo White y Samuel Provoost dando de esta manera a la iglesia Norteamericana la sucesión inglesa. La iglesia en Estados Unidos adoptó el nombre oficial de Iglesia Protestante Episcopal. Desde entonces el crecimiento de la Iglesia
Episcopal ha sido rápido y constante. Cuenta ahora con una membresía de casi tres millones y medio. Reconoce tres órdenes en el ministerio: obispos, sacerdotes y diáconos, y acepta la mayoría de los treinta y nueve artículos de la Iglesia de Inglaterra, modificados para adaptarlos a la forma de gobierno americano. Su autoridad legislativa se confiere a una convención general que se reúne cada tres años. Se trata de dos cuerpos, una cámara de obispos y una cámara de delegados clérigos y laicos electos por convenciones en varias diócesis.

IGLESIAS CONGREGACIONALES

Después de Virginia con la Iglesia de Inglaterra, la siguiente región colonizada fue Nueva Inglaterra, empezando con los "peregrinos" que en diciembre de 1620 desembarcaron del buque "Mayflower", en Plymouth, en la bahía de Massachusetts. Estos eran "independientes" o "congregacionalistas", el elemento más radical en el movimiento puritano inglés, exiliados de Inglaterra a Holanda por razón de sus ideas; y ahora buscaban un hogar en las tierras despobladas del Nuevo Mundo. Antes de desembarcar en Plymouth se organizaron como una verdadera democracia, con un gobernador y consejo electo por voto popular, aunque bajo bandera inglesa. Al principio no se separaron de la Iglesia de Inglaterra, sino que se consideraron como reformadores dentro del seno de la misma. De acuerdo con sus convicciones cada iglesia local era absolutamente independiente de la autoridad exterior, formando su propia plataforma, llamando y ordenando a sus ministros y dirigiendo sus propios asuntos. Cualquier concilio o asociación de iglesias solo tenía una influencia moral sobre sus diversas sociedades, no una autoridad eclesiástica. Eran en efecto una teocracia y como tal todas las familias en la colonia pagaban contribuciones para el sostén de la iglesia, pero solo los miembros de la iglesia podían votar en las elecciones del municipio y la colonia. Poco a poco se abolieron las restricciones, pero no fue hasta 1818 en Connecticut y en 1833 en Massachusetts que la iglesia y el estado se separaron absolutamente y el sostenimiento de la iglesia fue del todo voluntario.
Las persecuciones de los puritanos por los gobernantes de la Iglesia de Inglaterra condujeron a multitudes a buscar refugio y libertad en Nueva Inglaterra; y las colonias en esa región se desarrollaron con más rapidez que en ninguna otra parte en el siglo diecisiete. Se establecieron dos universidades, la de Harvard en Cambridge y la de Yale en New Haven; ambas destinadas a ser más tarde grandes universidades. La educación general en Nueva Inglaterra estaba más avanzada que en las otras colonias. Como los presbiterianos y congregacionalistas surgieron también de la Iglesia de Inglaterra y ambos se desarrollaron calvinistas en sus credos, aceptando la Confesión de Westminster, las relaciones de estos dos cuerpos eran amigables. Por mucho tiempo hubo un entendimiento tácito, formalizado en un pacto mutuo en 1801 en que las iglesias presbiterianas no deberían extenderse a Nueva Inglaterra, ni las iglesias congregacionales fuera de Nueva Inglaterra. Este pacto, sin embargo, lo abrogó una convención congregacionalista en 1852, y desde entonces el sistema congregacionalista ha hecho un rápido progreso por todo Estados Unidos, aunque menos en el sur que en ninguna otra parte. En 1931 la Iglesia Congregacional y la Iglesia Cristiana (Convención General) se fundieron para formar las Iglesias Cristianas Congregacionales con alrededor de dos millones de miembros.

IGLESIAS REFORMADAS

Nueva York fue el primer lugar que ocuparon los holandeses como un centro comercial en 1614. Al principio la colonia se llamó los Nuevos Países Bajos y la ciudad Nueva Amsterdam. En 1628 se organizó la primera iglesia bajo el nombre de Iglesia Protestante Reformada Holandesa; y durante la supremacía holandesa fue la iglesia oficial de la colonia. Las iglesias de este orden se establecieron en el norte de Nueva Jersey y en ambos lados del río Hudson hasta Albany. Por más de cien años los cultos se realizaron en el idioma holandés. En 1664, Gran Bretaña ocupó la colonia, le puso por nombre Nueva York y la Iglesia de Inglaterra se convirtió en la religión del estado. Sin embargo, los ciudadanos de descendencia holandesa siguieron firmes en su propia iglesia; y sus grandes propiedades aumentaron en valor con el desarrollo de la ciudad. En 1867 se omitió la palabra "holandesa" de su título oficial, la cual llegó a ser "La Iglesia Reformada de América". Cuenta con muchas iglesias fuertes en la región central y el extremo oeste. La membresía es de alrededor de doscientos treinta y tres mil.
A principios del siglo dieciocho se trajo al país otra iglesia reformada de origen alemán que lleva el nombre de "Iglesia Reformada en Estados Unidos". Popularmente a la primera iglesia se le conoce como Iglesia Reformada Holandesa, a la otra como Iglesia Reformada Alemana. Una tercera iglesia del mismo orden es la Iglesia Cristiana Reformada que surgió de la iglesia del estado en Holanda en 1835; y una cuarta es "La Verdadera Iglesia Reformada". Se han hecho esfuerzos para unir estas cuatro iglesias reformadas en un cuerpo organizado, pero hasta ahora no se han tenido resultados. Todas estas iglesias reformadas se adhieren al sistema de doctrina calvinista, enseñan el catecismo Heidelberg y se organizan bajo el mismo plan, parecido al presbiteriano, pero con diferentes nombres de sus cuerpos eclesiásticos. La junta gobernante en la iglesia local es el consistorio. Los consistorios vecinos forman un consejo; los consejos de un distrito están unidos en un sínodo particular; y estos en un sínodo general.

BAUTISTAS

Una de las mayores y más ampliamente esparcidas de las iglesias cristianas en Norteamérica es el grupo bautista, que asciende en sus diez mayores denominaciones a mucho más de veinte millones de miembros. Sus principios distintivos son dos:
(1) el bautismo debe impartirse solo a quienes profesan su fe en Cristo y, por consiguiente, no deben bautizarse niños;
(2) la única forma bíblica de bautismo es por inmersión del cuerpo en agua, no por aspersión ni rociamiento.
Son congregacionales en su sistema, cada iglesia local es absoluta-mente independiente de toda jurisdicción externa, fija sus propias normas para los miembros y establece sus propias reglas. No tienen una Confesión de Fe general ni ningún catecismo para instruir a los jóvenes en sus principios. Y, sin embargo, no hay otra iglesia en el país más unida en espíritu, más activa y emprendedora en sus labores y más leal en sus principios que las iglesias bautistas.
Los bautistas surgieron poco después del comienzo de la Reforma en Suiza en 1623 y se esparcieron rápidamente en el norte de Alemania y Holanda. Al principio se les llamó anabaptistas porque volvían a bautizar a los que ya se habían bautizado en la infancia. En sus inicios en Inglaterra estaban unidos con los independientes o congregacionales, y poco a poco llegaron a ser cuerpos separados. Es más, la iglesia en Bedford, de la cual Juan Bunyan fue pastor alrededor de 1660 y que aún existe, se sigue considerando bautista y congregacional. En Norteamérica, comenzaron con Roger Williams, un clérigo de la Iglesia de Inglaterra, quien fue a Nueva Inglaterra y lo expulsaron de Massachusetts porque se negó aceptar reglas y opiniones congregacionales. En 1644, obtuvo la jurisdicción de la colonia de Rhode Island. Allí se permitían todas las formas de adoración religiosa y se acogían a los partidarios de muchos credos que perseguían en otras partes. De Rhode Island los bautistas se esparcieron extensa y rápidamente por todas partes en el continente. Sus iglesias locales están organizadas en asociaciones y estas en convenciones de estado y nacionales, pero son solo consejeras y no mandatarias. De las veintiocho denominaciones bautistas en Estados Unidos, las tres mayores son las bautistas regulares, Norte y Sur, y las de bautistas negros. La división entre bautistas del norte y del sur se debió a revolución por el problema de la esclavitud, reconocida en el sur, pero opuestos en el norte. Aunque aún separados, ambas asociaciones mantienen relaciones fraternales. Como recordará, en 1792 los bautistas en Inglaterra formaron la primera sociedad misionera moderna y enviaron a Guillermo Carey a la India. La adopción de los principios bautistas por Adoniram Judson y Lutero Rice, rumbo a Birmania, condujo a la organización de la Convención General Misionera Bautista en 1814; y desde entonces los bautistas han estado a la vanguardia en el esfuerzo misionero y en el éxito.

LOS AMIGOS O CUÁQUEROS

De todos los movimientos surgidos de la gran Reforma, el que más se alejó del prelado y del gobierno de la iglesia fue el de los Amigos, comúnmente llamados "cuáqueros". Esta sociedad -pues nunca ha tomado el nombre de "iglesia"-surgió de la enseñanza de Jorge Fox en Inglaterra, empezando alrededor del año 1647. Fox se oponía a las formas exteriores de la iglesia, el ritual y la organización eclesiástica. Enseñaba que el bautismo y la comunión debían ser espirituales y no formales; que el cuerpo de creyentes no debía tener sacerdote ni ministro con salario, sino que cualquier adorador debía hablar según la inspiración del Espíritu de Dios, quien es "la luz interior" y guía de todos los verdaderos creyentes; y que en los dones del Espíritu y gobierno de la Sociedad, los hombres y las mujeres debían tener los mismos privilegios. Sus seguidores al principio se autodenominaron "Hijos de la Luz", pero más tarde "La Sociedad de los Amigos". No se sabe con seguridad cómo se les aplicó el nombre de "cuáqueros", pero se generalizó y no desagrada a los miembros de la Sociedad. Las enseñanzas de Jorge Fox las aceptaron multitudes que no simpatizaban con el espíritu dogmático e intolerante manifestado en ese tiempo por la Iglesia de Inglaterra. El grado de su influencia se demuestra en que encarcelaron cerca de quince mil cuáqueros, transportaron y vendieron como esclavos a doscientos y muchos murieron como mártires de su fe, ya bien por la violencia de la multitud o en las prisiones.
Algunos buscaron refugio en Nueva Inglaterra, pero al llevar su testimonio encontraron a los puritanos no menos perseguidores que los anglicanos. Al menos ejecutaron cuatro cuáqueros (entre estos una mujer) en Bastan. Los Amigos encontraron un puerto seguro en Rhode Island, donde todas las formas de fe y adoración eran libres. Formaron colonias en Nueva Jersey, Maryland y Virginia. En 1681, el rey Carlos II le entregó el territorio de Pennsylvania a Guillermo Penn, líder entre los Amigos, y Filadelfia, "la ciudad cuáquera", se fundó en 1682. Durante setenta años los gobernantes de esa colonia fueron descendientes de Guillermo Penn. A mediados del siglo dieciocho, Benjamín Franklin dijo que la colonia era "una tercera parte cuáquera, una tercera parte alemana y una tercera parte mezcla".
La persecución activa cesó en Inglaterra y en Estados Unidos después de la Revolución en 1688, y los cuáqueros dieron su testimonio y formaron sociedades en muchas de las colonias. Aunque su organización era sencilla, su disciplina era estricta. En todas las colonias existía la esclavitud, pero entre los Amigos estaba prohibida, y estos testificaban con rudeza en contra de la misma. Incluso, también lo hacían en las plantaciones del sur. Estaban muy interesados en el trabajo por la cristianización y civilización de los indios americanos, en visitar y ayudar a los presos en las miserables cárceles de aquellos tiempos y en otras actividades filantrópicas. Diversas formas de servicio social que ahora son prominentes, las iniciaron y sostuvieron los cuáqueros mucho antes que otros las consideraran como obra legítima de la iglesia. La estricta disciplina (sobre todo la excomunión de miembros que se casaban fuera de la sociedad; el firme testimonio en contra de la esclavitud y otros males; y la negación a tomar las armas en la guerra, que siempre ha sido uno de sus principios) causó un descenso en el número de cuáqueros durante el siglo dieciocho. Sin embargo, un golpe mayor fue una disensión sobre las doctrinas predicadas por Elías Hicks, que reclamaba ser unitario, no reconociendo a Cristo como Dios; y en 1827 hubo una separación entre los ortodoxos y los Amigos Hicksitas, aunque el nombre "Hicksita" nunca lo sancionó esa rama.
De estos cuerpos los “Amigos Ortodoxos”, como se llaman, tienen la mayoría de los miembros. Sus doctrinas están de acuerdo con las iglesias conocidas como evangélicas, con especial énfasis en la enseñanza personal e inmediata del Espíritu Santo al individuo, a menudo conocido como "la Luz Interior". Su organización actual es completamente democrática. Cada persona de padres cuáqueros es un miembro, junto con los que se admiten por su petición. A todos se les concede el derecho de tomar parte en los negocios de la asamblea en cualquier reunión de la que son miembros. La sociedad está organizada en una serie de juntas mensuales para los negocios ejecutivos sujetos a revisión por las juntas trimestrales y anuales; las últimas corresponden a las conferencias o sínodos en las iglesias. En Estados Unidos y Canadá hay catorce juntas anuales que abarcan casi todas las partes del país, pero las más pujantes están en la región central del oeste. Los "Hicksitas" tienen siete reuniones anuales, abarcando los estados del norte y extendiéndose hacia el oeste hasta Illinois. Otras sociedades menores se conocen como "Wtlburitas" y la "Rama Primitiva". Prácticamente todas las congregaciones ortodoxas en América, aparte de las que pertenecen a la Junta Anual de Filadelfia, tienen un ministro con salario y una orden de servicio regular parecido a la de los metodistas, bautistas o presbiterianos, aunque menos formalistas.

LUTERANOS

Después de la Reforma bajo Martín Lutero, las iglesias nacionales que se organizaron en Alemania y los países escandinavos tomaron el nombre de luteranos. Algunos creen que a principios de la historia de la colonia holandesa de Nueva Amsterdam, después Nueva York, alrededor de 1623, los luteranos holandeses vinieron a esa ciudad y celebraron reuniones. En 1652 solicitaron permiso para tener una iglesia y un pastor; pero las autoridades reformadas de Holanda se opusieron y provocaron que en 1657 el primer ministro luterano lo enviaran de nuevo a Holanda. Los servicios continuaron de una manera quieta, pero no fue hasta la conquista inglesa de Nueva Amsterdam, en 1664, que se les dio a los luteranos libertad de culto.
En 1638 algunos luteranos suecos se establecieron cerca del río Delaware y erigieron la primera iglesia luterana en Estados Unidos, cerca de Lewes. Sin embargo, la inmigración sueca cesó hasta el siguiente siglo. En 1710 una colonia de luteranos desterrados del palatinado en Alemania llevaron su iglesia de nuevo a Nueva York y Pensilvania. En el siglo dieciocho los protestantes germanos y suecos emigraron a la América por miles y el primer sínodo luterano se organizó en Filadelfia en 1748. Desde entonces, las iglesias luteranas crecieron mediante la inmigración y el aumento natural, hasta que hoy cuentan con más de ocho millones trescientos mil miembros. Debido a que venían de diferentes países y hablaban diferentes lenguas se organizaron en al menos quince cuerpos independientes. Algunos usan ahora el inglés, otros retienen aún el idioma de su país. En doctrina todos aceptan la Confesión de Augsburgo, la doctrina de Lutero de la justificación por la fe y la creencia de que las ordenanzas del bautismo y la Cena del Señor no son simples recordatorios, sino medios de gracia divina. Están organizados en sínodos, uniéndose para formar un sínodo general, pero reservando mucha autoridad para las iglesias locales.

PRESBITERIANO

Las iglesias presbiterianas en América del Norte surgieron de dos fuentes. La primera fue la Iglesia Presbiteriana de Escocia, reformada por Juan Knox en 1560 y reconocida como la iglesia oficial en ese país. De Escocia se esparció hasta el noroeste de Irlanda, donde la población era y aún es protestante. La otra fuente fue el movimiento puritano de Inglaterra durante el reinado de Santiago I; elevándose a dominar en el Parlamento en el primitivo período de la República. Después de la ascensión de Carlos II, la Iglesia de Inglaterra volvió a ganar su influencia y expulsaron de sus parroquias a más de dos mil pastores puritanos, principalmente presbiterianos en sus ideas. Estos tres elementos, escocés, irlandés e inglés, ayudaron a formar y a levantar la Iglesia Presbiteriana en América. En Nueva Inglaterra los inmigrantes presbiterianos en su mayoría se unieron a las iglesias congregacionales, pero en las otras colonias organizaron iglesias de su propia orden. Una de las primeras iglesias presbiterianas en América se constituyó en Snow Hill, Maryland, en 1648, por el Rvdo. Francisco Makemie, de Irlanda.
En 1705, Makemie y otros seis ministros se reunieron en Filadelfia y unieron sus iglesias en un presbiterio. En 1716, las iglesias y ministros, habiendo aumentado en número y habiéndose extendido en su territorio, se organizaron como un sínodo, dividido en cuatro presbiterios que incluían diecisiete iglesias. A principios de la Guerra Revolucionaria en 1775, el sínodo incluía diecisiete presbiterios y ciento setenta ministros. Los presbiterianos sostuvieron con fuerza los derechos de las colonias en contra de Jorge III Y uno de sus principales ministros, Juan Witherspoon, fue el único clérigo que firmó la Declaración de Independencia. Después de la guerra, el desarrollo de la iglesia fue tal, que se formó una Asamblea General en Filadelfia, abarcando cuatro sínodos. De acuerdo con los principios presbiterianos, así como por la naturaleza escocesa-irlandesa, tendían a pensar con firmeza e independencia sobre asuntos doctrinales, surgieron divisiones en los sínodos y presbiterios. Una de estas provocó que en 1810 se organizara la Iglesia Presbiteriana Cumberland, en Tennessee; de dicho estado se esparció a otros estados vecinos y aun tan lejos como Tejas y Missouri. Los esfuerzos de reunificar esta rama con la denominación principal, en 1906, tuvieron éxito en gran parte. En 1837, se hizo una división sobre cuestiones de doctrina entre dos elementos, conocidos respectivamente como la Antigua y la Nueva Escuela Presbiteriana, y cada una tenía presbiterios, sínodos y una Asamblea General, afirmando representar la Iglesia Presbiteriana. Después de cuarenta años de separación, cuando las diferencias de ideas se olvidaron, las escuelas se unieron en 1869. En 1861, a principios de la guerra, las iglesias presbiterianas del sur formaron su propia iglesia, la Iglesia Presbiteriana en Estados Unidos, mientras que la iglesia en el norte se nombró Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos de América.
Hay varias ramas importantes de presbiterianismo en Estados Unidos, con más de cuatro millones y medio de miembros. Todos se ad-hieren sustancialmente a las doctrinas calvinistas, tal como se exponen en la Confesión de Fe de Westminster y el Catecismo Mayor y Menor. La iglesia local la gobierna una junta llamada sesión, compuesta por el pastor y los ancianos. Las iglesias están unidas en presbiterios y estos en un sínodo, que por lo general, pero no invariablemente, siguen los lineamientos establecidos. Sobre todo está una asamblea general que se reúne cada año; aunque los cambios importantes en gobierno o doctrina requieren una ratificación por una mayoría constitucional de los presbiterios y la aprobación de la asamblea general para que se conviertan en ley.

METODISTAS

Las iglesias metodistas en el Nuevo Mundo datan de 1766, cuando dos predicadores wesleyanos locales, ambos nativos de Irlanda, vinieron a América y empezaron a celebrar reuniones metodistas. Es algo incierto si Felipe Embury celebró el primer culto en su propia casa en Nueva York o Roberto Strawbridge en Frederick County, Maryland.
Estos dos hombres formaron sociedades y, en 1768, Felipe Embury edificó una capilla en la calle John, en la que aún se levanta una Iglesia Metodista Episcopal. El número de metodistas en Estados Unidos creció y en 1769 Juan Wesley envió dos misioneros, Ricardo Broadman y Tomás Pilriloor para inspeccionar y extender la obra. Más tarde, Inglaterra envió otros predicadores, siete en total, de los cuales el más importante fue Francisco Asbury, quien vino en 1771. La primera Conferencia Metodista en las colonias se celebró en 1773 y la presidió Tomás Rankin. Sin embargo, con el estallido de la guerra de independencia, todos salieron del país, excepto Asbury, quien estuvo en retiro la mayor parte del tiempo, hasta que vino la paz en 1783. Cuando Gran Bretaña reconoció a Estados Unidos, los metodistas ascendían a unos quince mil. Como estaban nominalmente relacionados con la Iglesia de Inglaterra, Wesley se esforzó por convencer al obispo de Londres a que consagrase un obispo para Estados Unidos; viendo que sus esfuerzos eran en vano, apartó al Rvdo. Tomás Coke, un clérigo de la Iglesia de Inglaterra, como "Superintendente" de sus sociedades en Norteamérica, usando el ritual para la consagración de un obispo, pero cambiando el título. Dio instrucciones al Dr. Coke para que consagrara a Francisco Asbury al mismo puesto como su ayudante a cargo de las sociedades wesleyanas en América del Norte.
En la Navidad de 1784 se celebró una conferencia de ministros metodistas en Baltimore y se organizó la Iglesia Metodista Episcopal. Asbury rehusó recibir el cargo de superintendente hasta que al nombramiento de Wesley se agregó el voto de sus compañeros predicadores. Casi de inmediato el Dr. Coke regresó a Inglaterra; por consentimiento común el título de "Obispo" pronto ocupó el lugar de la palabra "superintendente" y hasta 1800 Asbury fue el único que tenía ese cargo. Por sus incansables labores, sus sabios planes y buena dirección, las iglesias metodistas de Norteamérica le deben a él más que a ningún otro hombre. La Iglesia Metodista Episcopal es la denominación principal en este país, pero debido a las diferencias de raza, idioma, rivalidades políticas, sobre todo, en 1844, la revuelta sobre la cuestión de la esclavitud, ocurrieron muchas divisiones.
En abril de 1939, se produjo la reunificación de los metodistas episcopales formando la Iglesia Metodista; con una membresía de aproximadamente once millones en Estados Unidos de la Iglesia Metodista Episcopal del Sur y la Iglesia Metodista Protestante. Estas iglesias metodistas tienen la misma teología, son firmemente arminianas, o del libre albedrío, en oposición a la doctrina calvinista de la predestinación y enfatizando en la conciencia personal de salvación del creyente. También son iguales en su forma de organización; las iglesias locales se agrupan en distritos bajo el cargo de un anciano presidente, aunque en 1908 la Iglesia Metodista Episcopal cambió el título a superintendente de distrito; los distritos están unidos en conferencias anuales y sobre todos están los obispos, que son cargos vita-licios aunque sujetos a retiro (en la Iglesia Metodista) por la Conferencia General, el cuerpo eclesiástico supremo que se reúne cada cuatro años. Anualmente, cada pastor lo nombra el obispo encargado de su conferencia. En algunas ramas de la iglesia puede nombrarse cuantas veces deseen; en otras el pastorado se limita a cuatro años.

HERMANOS UNIDOS

La Iglesia de los Hermanos en Cristo, ahora llamada la Iglesia Evangélica de los Hermanos Unidos, fue la primera iglesia en Estados Unidos que no se transplantó del Viejo Mundo. Surgió en Pensilvania y Maryland bajo la fervorosa predicación de avivamiento de dos hombres, Felipe Guillermo Otterbein, nacido en Dillenburg, Alemania, originalmente un ministro de la Iglesia Reformada Alemana, y Martín Boehm, un menonita. Ambos predicaban en alemán y formaron iglesias de habla alemana bajo la supervisión de ministros "no sectarios", como se les llamaba entonces. En 1767, estos dos líderes se conocieron por primera vez en una "gran reunión" en un granero, cerca de Lancaster, Pensilvania, cuando el Sr. Boehm predicó con un notable poder espiritual. Al final del sermón, el corpulento Sr. Otterbein abrazó al predicador y exclamó: "Somos hermanos." De ese saludo surgió el nombre oficial de la iglesia y las palabras "en Cristo" se añadió en la constitución formal de la iglesia en el Condado de Frederick, Maryland, en 1800. En ese tiempo se eligieron a Otterbein y Boehm como obispos y se adoptó un gobierno modelado por la democracia estadounidense. Aunque se escogen obispos, la iglesia siempre tuvo una sola orden de predicadores y ningún episcopado. Todo el poder lo tienen los laicos; todos los oficiales, incluyendo los obispos, se eligen para un período de cuatro años por un número equivalente de ministros y laicos.
Los superintendentes de conferencia ocupan sus cargos por elección, no por designación. Aunque su forma de gobierno difiere a la de la Iglesia Metodista, con excepción de que tienen conferencias trimestrales, anuales y generales, predican la misma teología arminiana. Al principio, los cultos eran exclusivamente en alemán, pero ahora casi por completo en inglés. La oficina central de la iglesia y la imprenta están en Dayton, Ohio. Su principal institución de benevolencia, "Hogar Otterbein", la mayor en los Estados Unidos, está situada cerca de Lebanon, Ohio. Los miembros son conservadores en su atuendo, promesas o testimonios y resistentes a la fuerza. Después de varios años de discusión, hubo una división en 1889. Una mayoría favorecía una revisión de la constitución de la iglesia para eliminar la exclusión como miembros a los que pertenecieron a órdenes secretas. Los "radicales" formaron una iglesia nueva; los "liberales" retuvieron todas las propiedades de la iglesia excepto en Michigan y Oregón. En Johnstown, Pensilvania, el 16 de noviembre de 1946, hubo una unión entre la Iglesia Evangélica y la Iglesia de los Hermanos Unidos en Cristo. La membresía de ambas asciende a más de setecientos mil.

DISCÍPULOS DE CRISTO

La iglesia que tiene dos nombres, ambos oficiales, "Discípulos de Cristo" y también "Iglesia Cristiana", diferente a las otras denominaciones ya mencionadas en este capítulo, fue sin duda estadounidense desde su origen. Su historia comenzó en 1804 después de un gran despertamiento religioso en Tennessee y Kentucky, cuando el Rvdo. Barton W. Stone, ministro presbiteriano, se retiró de esa denominación y organizó una iglesia en Cane Ridge, Condado de Bourbon, de la cual la Biblia, sin ningunas declaraciones doctrinal es, sería la única regla de fe y el único nombre sería Cristiana. Pocos años después el Rvdo. Alejandro Campbeu, ministro presbiteriano de Irlanda, adoptó el principio de bautismo por inmersión y formó una iglesia bautista, pero pronto se separó definitivamente y llamó a sus seguidores "Discípulos de Cristo".
Tanto Stone como Campbell establecieron muchas iglesias y en 1827 sus congregaciones se unieron formando una iglesia en la que ambos nombres, "Discípulos" y "Cristianos", se reconocieron. La campaña de estos dos hombres fue para unir a todos los seguidores de Cristo en un solo cuerpo, sin otro credo que la fe en Cristo y sin otro nombre que "Discípulos" o "Cristianos". Aceptan el Antiguo y el Nuevo Testamento, pero solo el último como la norma para los cristianos, sin ninguna declaración doctrinal específica. Practican únicamente el bautismo por inmersión de los creyentes, no incluyen a los bebés, con el concepto de que en el acto del bautismo "viene una seguridad divina de la remisión de pecados y aceptación por Dios". Son congregacionales en su sistema. Cada iglesia es independiente del dominio exterior, pero unidas con la denominación para la obra misionera nacional y extranjera. Sus oficiales son ancianos escogidos por las iglesias, pastores, diáconos y evangelistas, aunque no reconocen ninguna diferencia entre ministros y laicos. A través de su historia los Discípulos de Cristo han sido celosos y emprendedores en la evangelización. Tiene alrededor de dos millones de miembros. Otra denominación similar, también llamada "Cristianos" o "Iglesia Cristiana", se unió con los congregacionalistas en 1931.

UNITARIOS

Las iglesias unitarias en Inglaterra y América son los representantes modernos de los antiguos arrianos de los siglos cuarto y quinto. Enfatizan la naturaleza humana de Jesucristo. Niegan la deidad o divinidad de Jesucristo y no consideran al Espíritu Santo como una persona, sino como una influencia. Afirman el ser y la unidad de Dios, pero no la Trinidad o "tres personas en un Dios". Por lo general, se oponen a la doctrina calvinista de la predestinación, creyendo como los meto-distas en el libre albedrío. Consideran que la Biblia no es una autoridad en fe y conducta, sino una valiosa colección literaria. En Estados Unidos, no aparecieron al principio como una secta, sino como una escuela de pensamiento en las iglesias de Nueva Inglaterra. En 1785, la Capilla del Rey en Boston, entonces Protestante Episcopal, adoptó un credo y una liturgia omitiendo todo reconocimiento de la Trinidad y escogió un ministro de opiniones unitarias, la primera iglesia en Nueva Inglaterra de esa fe. En 1805 a un unitario, Enrique Ware, lo nombraron profesor de Teología en la Universidad de Harvard; y en 1819 se estableció en la misma universidad una Escuela de Teología, la cual desde ese tiempo ha estado bajo el dominio unitario.
El nombre "unitario" se aplicó por primera vez al movimiento en 1815; y muy pronto muchas de las antiguas iglesias congregacionales en Nueva Inglaterra se convirtieron en unitarias; incluyendo la que fundaron los Peregrinos en Plymouth. En la controversia que surgió, más de ciento veinte iglesias congregacionales acogieron las ideas unitarias, sin cambiar de nombre. La denominación unitaria abarcó a muchos prominentes hombres de pensamiento en Estados Unidos, sobre todo en Nueva Inglaterra. Casi todos los poetas de Cambridge y Boston (Lowell, Longfellow, Holmes y Bryant entre ellos) eran unitarios. Sin embargo, los unitarios no han ganado miembros en proporción a la rama trinitaria u onodoxa del congregacionalismo. Sus membresía tuvo un ligero incremento en la década del sesenta y ahora cuentan con ciento sesenta siete mil personas. En su forma de gobierno son congregacionales, cada iglesia local tiene su propio gobierno. No tienen un credo ni confesión de fe y, como resultado, sus ministros tienen la más amplia libertad y variedad de opiniones; algunos apenas se pueden distinguir de los "onodoxos" y otros se van al extremo siendo librepensadores. Aunque sus doctrinas son dudosas, los unitarios siempre han sido activos en reformas y en todo esfuerzo de servicio social.

CIENCIA CRISTIANA

La Iglesia de la Ciencia Cristiana o de Cristo Científica la componen quienes aceptan como autoridad las enseñanzas de la Sra. María Baker Glover Eddy. Ella empezó a anunciar sus principios en 1867, estableció una asociación de los de la Ciencia Cristiana en 1876 y organizó a sus seguidores como iglesia en Boston en 1879, con ella misma como pastor. Sus miembros eran pocos en número, pero aumentaron a miles, adorando en un magnífico edificio que se conoce como "iglesia madre", ejerciendo cieno dominio sobre todas las iglesias y sociedades de la denominación. La Sra. Eddy murió en 1910 y no dejó sucesor, pero sus enseñanzas están incorporadas en un volumen llamado "Ciencia y Salud". Las diferentes iglesias de la Ciencia Cristiana no tienen pastores, sino que en vez de esto en cada iglesia un "Primer Lector", que se cambia de vez en cuando, se ocupa de los servicios. Sus doctrinas las divulgan conferenciantes nombrados por la iglesia madre. Prácticamente es un sistema de sanar la enfermedad de la mente y del cuerpo, que enseña que toda causa y efecto es mental y que el pecado, la enfermedad y la muerte se destruirán mediante un entendimiento cabal del Principio Divino de Jesús en enseñar y sanar. La cifra de miembros no está al alcance. El manual de la iglesia prohíbe "contar la gente e informar tales estadísticas para la publicación".

IGLESIA CANADIENSE

Durante el siglo diecisiete, los misioneros pertenecientes a la Sociedad de Jesús convertían al catolicismo a los indios de la tribu Hurón, en la provincia de Ontario, Canadá. Mientras tanto, otros sacerdotes, con sus éxitos y fracasos en cuanto a la obra religiosa y a Las .negociaciones de carácter secular, diseminaban el poder de la iglesia de Roma en la India y las Molucas, en la China y el Japón, en el Brasil y el Paraguay. Ya en 1626, Juan de Brebeuf fundó una misión en las costas cubiertas de bosques de la bahía de Georgia. Estos precursores de la religión predicaban por doquier en una región de bosques y selvas; sufrían y luchaban con las fuerzas de la naturaleza y de la barbarie nativa o morían por la fe que había en ellos.
Con breviario y crucifijo caminaban lejos. Desde las costas de Nueva Escocia bañadas por las olas, hasta las praderas del desconocido oeste; desde la región de la bahía de Hudson hasta la desembocadura del Mississippi, las figuras vestidas de negro pasaban en sucesión. Perseveraban en su misión "para la gloria de Dios" y por el progreso de la Orden y la Nueva Francia, hasta que, como Bancroft, el historiador, lo expone: "No se rodeaba un cabo ni se entraba a un río sin que un jesuita iniciase el camino." Así como en la parte de Norteamérica, que hoyes Estados Unidos, también en Canadá los católico-romanos fueron los primeros en establecer iglesias. Los colonos franceses llevaron consigo la antigua religión así como el antiguo idioma y todavía hoy día se adhieren a ambos. En Quebec, especialmente, la iglesia católica guió, modificó y dominó las instituciones de la provincia, los hábitos y las costumbres de la raza francesa, la moral, la política y la lealtad del pueblo. El censo religioso en la década del sesenta indicó que en una población total de diecinueve millones había más de ocho millones de católicos, con cuatro millones seiscientos treinta y cinco mil en Quebec solamente y más de un millón ochocientos setenta y tres mil en Ontario. Al principio, la Iglesia de Inglaterra, también llamada la Iglesia Anglicana, constituía una fuerza dominante en todas las provincias inglesas. Constituía una influencia por la lealtad a la Corona, por la educación en el amor a las instituciones inglesas y por la observancia de la ley mediante una clase leal al gobierno, por la devoción a la política de los primeros gobernantes británicos. Ocupaba un lugar elevado en el gobierno de todas las provincias; asumía una posición enérgica en cuestiones de educación y hacía mucho, en cooperación con otras denominaciones, para establecer las actividades religiosas del Occidente. La Iglesia Anglicana en el Canadá tiene más de dos millones cuatrocientos mil miembros, con un millón ciento diecisiete mil novecientos en Ontario y trescientos sesenta y siete mil en Columbia Británica.
En las diferentes divisiones de la Iglesia Cristiana en Canadá, las controversias del Viejo Mundo se reproducían con más o menos fidelidad. La Iglesia de Inglaterra disputaba sobre formas y ceremonias que practicaban la Alta y la Baja Iglesia tal como lo hacía en Inglaterra. El metodismo se dividió en la Iglesia Metodista Primitiva, la Iglesia Cristiana Bíblica y la Iglesia Metodista Wesleyana, mientras que su afiliación estadounidense y posición canadiense trajo como resultado el surgimiento de la nueva Iglesia Metodista Episcopal y la Nueva Conexión Metodista. El presbiterianismo tenía su Iglesia de Escocia en el Canadá, su Sínodo de Iglesia Libre, su Iglesia Presbiteriana de las Provincias Bajas, su Iglesia Presbiteriana Unida, su Iglesia Presbiteriana del Canadá. No obstante, si las denominaciones participaban de las sombrías diferencias de pensamiento y credo venidas del Viejo Mundo, también participaban inmensa y benéficamente de las recompensas de carácter financiero de las iglesias británicas y de las grandes sociedades misioneras; mientras que la Iglesia de Inglaterra en Canadá recibía grandes sumas del Parlamento británico. Las diferentes iglesias metodistas recibían grandes ayudas por fondos de Londres y sus primeros misioneros se sostuvieron casi por completo de esa fuente. Lo mismo sucedía con las denominaciones presbiterianas y la bien conocida Sociedad Colonial de Glasgow y su obra práctica entre 1825 y 1840.
En 1925, los metodistas, los congregacionalistas y parte de los presbiterianos se unieron para formar la Iglesia Unida del Canadá, contando en la década del setenta con cerca de tres millones setecientos mil miembros, de ellos más de un millón y medio están en la provincia de Ontario solamente. Muchas iglesias presbiterianas se negaron a la unión y la Iglesia Presbiteriana en el Canadá siguió adelante. En esta misma época contaba con más de ochocientos mil miembros. Los bautistas, luteranos y otras iglesias protestantes siempre ejercieron una gran influencia en los asuntos públicos. La cuestión pública en la cual la fuerte denominación bautista de las Provincias Marítimas estaba interesada era en la educación secular.
La población bautista tenía unos seiscientos mil miembros, con más de doscientos cincuenta mil en Ontario y alrededor de doscientos mil en las provincias de Nueva Brunswick y Nueva Escocia. Los luteranos contaban con alrededor de seiscientos sesenta y tres mil miembros, la mayoría de ellos en Ontario y Saskatchewan. La interesante pero problemática secta conocida como los doukhobors, que vinieron de Rusia a principios del siglo veinte, está en su mayoría establecida en Saskatchewan y Colombia Británica, con unos cuantos en Alberta y Manitoba. Son pocos en número, pacíficos, no progresistas, no se preocupan mucho por la educación y se niegan a ir a la guerra. En Canadá también había en la década del setenta más de ciento cincuenta y dos mil menonitas.